Este libro no es una novela, como las que vengo trabajando en mis entradas. Lo mencionó Alejandro Bercovich en Brotes verdes por C5N, y lo compré porque es un tema que siempre me interesó.

“Byung-Chul Han (o Pyong-Chol Han) (Seúl, 1959) es un filósofo y ensayista surcoreano experto en estudios culturales y profesor de la Universidad de las Artes de Berlín. Escribe en alemán y está considerado como uno de los filósofos más destacados del pensamiento contemporáneo por su crítica al capitalismo, la sociedad del trabajo, la tecnología y la hipertransparencia.” (Wikipedia)

Es un pensador interesante. Tiene varios libros, además de muchos otros escritos. Les comparto algunos títulos, que muestran los temas –muy centrales- que aborda:

La sociedad del cansancio

La sociedad de la transparencia

La expulsión de lo distinto

Psicopolítica

La agonía de eros

En el enjambre

El aroma del tiempo

La salvación de lo bello

Es un libro pequeño, y me pareció una buena lectura para esta época en que estamos viviendo en una coctelera de información y hechos de los cuales solo tenemos versiones sesgadas y/o parciales, y/o falsas.

Tratar de entender nuestro mundo me parece clave, a pesar de lo difícil que sea, para intentar sobrevivir en todos los sentidos en momentos en que los riesgos de fin de nuestro mundo conocido parecen –son- reales y no imaginarios.

El subtítulo que leemos en la tapa es muy directo: La digitalización y la crisis de la democracia.

En la contraportada hay frases como las de abajo, debajo de un título terminante: “El régimen de la información es una nueva forma de gobierno.”

“Hoy la digitalización también afecta a la esfera política y provoca graves trastornos en el proceso democrático. Las campañas electorales son guerras de información que se libran con todos los medios tecnológicos y psicológicos imaginables.”

Se analiza el uso de los bots y los trolls, y toda la parafernalia con que cuenta el capitalismo, los partidos políticos y los medios de información para que creamos en cosas que no son verdad, inclusive involucionando de los relatos a solo información.

Los argentinos conocemos esto porque acá, como en otros lugares, se usaron estos recursos como estrategias electorales exitosas porque Macri llegó a la Presidencia de la Nación, tal vez no solo por ellas, pero que fueron centrales en ese proceso.

Una lectura atenta del libro nos ayudaría a entender los porqués de este enorme poder que sigue creciendo. Esa comprensión me parece fundamental para tratar de determinar qué podríamos hacer como ciudadanos expuestos y casi indefensos frente a lo que Byung-Chul Han llama “régimen de la información”.

Así lo define el filósofo coreano:

“Llamamos «régimen de la información» a la forma de dominio en la que la información y su procesamiento mediante algoritmos e inteligencia artificial determinan de modo decisivo los procesos sociales, económicos y políticos. A diferencia de régimen de la disciplina, no se explotan cuerpos y energías, sino información y datos. El factor decisivo, para obtener el poder no es ahora la posesión de medios de producción, sino el acceso a la información, que se utiliza para la vigilancia psicopolítica y el control y pronóstico del comportamiento. El régimen de la información está acoplado al capitalismo de la información, que hoy deviene en un capitalismo de la vigilancia y que degrada a las personas a la condición de datos y ganado consumidor.” (Infocracia La digitalización y la crisis de la democracia, Buenos Aires, Taurus, 2022. El régimen de la información, p.9)

Es bastante terrible la lectura de las conclusiones del filósofo; mucho más, por la conciencia que tenemos de que, en gran manera, son verdad, y que lo único que tenemos como arma de defensa es la posibilidad de desarrollar conciencia para colaborar en la conformación y crecimiento de una masa crítica de ciudadanos que contrarresten en sí mismos y en su entorno los efectos de la acción de este “capitalismo de la información”.

A riesgo de que piensen que he caigo en el tremendismo (justificado por lo tremendo de la situación), voy a agregar otra cita que dimensiona el mundo en que vivimos.

“Un nuevo nihilismo se extiende en nuestros días. No se debe a que las creencias religiosas o los valores tradicionales estén perdiendo su validez. Ya hemos superado ese nihilismo de los valores que Nietzsche anunció con expresiones como «Dios ha muerto» o la «transvaloración de todos los valores». El nuevo nihilismo es un fenómeno del siglo XXI. Es fruto de las distorsiones patológicas de la sociedad de la información. Se alza cuando perdemos la fe en la propia verdad. En la era de las fake news, la desinformación y la teoría de la conspiración, la realidad y las verdades fácticas se han esfumado. La información circula ahora, completamente desconectada de la realidad, en un espacio hiperreal. Se pierde la creencia en la facticidad. Vivimos en un universo desfactificado. Junto con las verdades fácticas desaparece también el mundo común al que podríamos referirnos con nuestras acciones.” (Op. Cit., La crisis de la verdad, p.71-72.)

Tal vez haga falta cierto conocimiento y comprensión filosófica (que yo no tengo) para entender acabadamente el planteo del libro, en el que se cita a Foucault, Arendt, Habermas, Postman. Conozco a esos autores solo por sus nombres y por citas, pero creo que pude entender razonablemente el texto (lo que no es poco, dada mi intrínseca dificultad para enfrentar los textos filosóficos).

Por eso, no dudé en incluir este libro en mis entradas. La situación del mundo de hoy, y su involución creciente (concuerdo con el coreano), justifica todo el esfuerzo posible para comprender esa realidad que mucha gente ni sospecha, mientras vive alegremente sin cuestionar nada, creyendo que esta banalidad y superficialidad son buenas y que hay que acomodarse a ellas.

PUES NO, HAY QUE REACCIONAR, HAY QUE DESARROLLAR ESTRATEGIAS PROPIAS, HAY QUE JUNTARSE CON GENTE PARA CHARLAR DE ESTE PROBLEMA.

HAY QUE USAR LAS REDES PARA COMPARTIR VERDADES, DENUNCIAR LAS FAKE NEWS.

NO TENER MIEDO DE LO QUE DIGAN, AUN DE LAS AGRESIONES, PORQUE ES PROBABLE QUE LAS HAYA.

ASÍ SEA.