SE DEROGÓ LA 9209, TRIUNFO ÉPICO, PERO MENDOZA NECESITA MÁS

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SE DEROGÓ LA 9209, TRIUNFO ÉPICO, PERO MENDOZA NECESITA MÁS

 

El desenlace del intento de derogación de la Ley 7722 deja elementos para analizar como:

La falta de comprensión del sistema político en general de los procesos que se dan en sus pueblos, lo que los hace correr a la realidad de atrás, y les genera desgaste, pérdida de credibilidad e ineficacia. Chile es un ejemplo enorme de esta situación, y podrían buscarse otros.

El fracaso de los Gobiernos de Mendoza en proponer, desde una concepción política, un proyecto integral para nuestra Provincia que permita un desarrollo integral, sostenible y sustentable. El Pilo Bordón con su Libro Verde fue el único intento de gobernar con un plan previo, más allá de su ejecución, pero no generó estrategias de largo plazo.

Lo del agua es una consecuencia de esto: Mendoza no ha tenido un proyecto integral, con una visión a largo plazo que, a partir de una prospectiva científicamente desarrollada, solucionara los problemas que hoy estamos viviendo. Si llevamos diez años de crisis hídrica, es evidente que podríamos hoy impedir que se mueran las cabras en Huanacache, y otros graves problemas que nos afectan.

Además, hay ejemplos de buenas prácticas políticas en el exterior y en Argentina, pero hay que entender cómo se hace política en serio, que no es lo que pasa en nuestro país.

Ahora tenemos una oportunidad de empezar un proceso virtuoso, pero debe de ser asumido por todos/as nosotros/as, desde las actitudes individuales de cuidar el agua o no arrojar envases plásticos a las acequias, hasta la de presionar para que haya propuestas integrales y permanentes.

No podemos aceptar que nos digan que el 80% de la red de agua potable no está en buenas condiciones, y que nos tienen que aumentar su costo, cuando este Gobierno es continuidad de otro que ha estado cuatro años a cargo de la gestión de la Provincia.

Tenemos que exigir a los futuros candidatos a gobernarnos que nos presenten un plan sobre este y otros temas cruciales, y votarlos, o no, por ese plan.

Tengamos la misma convicción y fuerza que tuvimos para defender el agua para asumir que los que otorgamos el poder a los poderes políticos somos nosotros, y que vamos a ser inflexibles en defender nuestros intereses y nuestro hábitat.

La minería es un tema que entró abruptamente en la agenda de los mendocinos, aunque sea muy antiguo. He leído y escuchado mucho en estos días sobre ella, incluso ya he dado una opinión personal. Me mandaron el link de una nota sobre la minería que me pareció un aporte para salir de este planteo binario que no soluciona nuestros problemas reales, como el de la escasez de agua, o la necesidad de diversificar la economía de Mendoza.

Este análisis me resultó útil para la comprensión del tema minero. Espero que a ustedes también.

¿Puede ser la minería una actividad sustentable?, por Enrique Martínez

El referente del Instituto para la Producción Popular reflexiona (y polemiza) sobre la minería, a partir del conflicto reciente en Mendoza. “Es necesario salir de los planteos binarios, que juegan a blanco o negro”, asegura.

Por Enrique M. Martínez | Instituto para la Producción Popular

http://www.agenciapacourondo.com.ar/debates/puede-ser-la-mineria-una-actividad-sustentable-por-enrique-martinez

La discusión sobre la mega minería en Mendoza, que replica los conflictos en otras provincias argentinas, invita a la reflexión conceptual profunda. El tema es muy importante y además es necesario salir de los planteos binarios, que juegan a blanco o negro y terminan siendo cruces de caminos muchas veces falsos o mal definidos.

Empecemos por alguna punta.

La minería es una actividad económica antiquísima, que extrae elementos que se han incorporado a la vida cotidiana de los pueblos desde hace milenios.

A medida que se fue conociendo mejor los procesos de separación y de purificación se fueron acotando los daños ambientales, que formaron parte de la historia de la humanidad, que no evaluó como debía estas facetas hasta hace algo menos de un siglo. La minería del plomo en Jujuy, con efectos que se extienden hasta los suburbios más pobres del conurbano, que recuperan plomo de baterías, es tal vez el caso más dramático en nuestra historia. Por supuesto, a escala mundial se pueden escribir enciclopedias completas, con casos vinculados al petróleo o a minerales sólidos; a emprendimientos grandes o muy pequeños.

Hoy, como en casi todo otro plano, hegemoniza el escenario el gran capital. Ellos plantean proyectos para la periferia que agotan las minas en 25/30 años máximo y que exportan material sin purificar, trasladando el agregado de valor importante a sus casas matrices. Es sabido que exportamos concentrado de cobre e importamos casi todo producto hecho con cobre refinado. Lo mismo pasa con buena parte del aluminio; con todas las tierras raras; con el litio.

Nos dicen que las plantas pequeñas no son económicamente viables. Es falso de toda falsedad. Investigadores de la Universidad de Chile han mostrado que se puede preparar proyectos rentables de oro, cobre y plata con inversiones desde un millón de dólares y que se puede integrar hacia adelante para producir desde 100 toneladas, de cobre fino por año, con inversiones alrededor de 100.000 dólares.

Nos dicen que es inexorable generar algún efecto ambiental a tolerar. También es falso de toda falsedad. La pequeña minería de oro, con toda la avaricia simbólica asociada, ha sido ejemplo límite de los riesgos que los humildes están dispuestos a correr, ya que muchos años se usó mercurio para hacer una amalgama con oro que lo extrae del resto de los minerales, pero con un efecto contaminante aterrador sobre las personas y el medio.

Hay un documento de Naciones Unidas para el desarrollo, de 1997, que analiza este caso límite y recomienda seguir el ejemplo de Venezuela de aquellos años, que compraba a los mineros el concentrado primario y utilizaba luego mercurio en un Centro de Procesamiento con todas protecciones ambientales necesarias, sin contaminar personas ni el medio. Naciones Unidas es enfática señalando que ese es el camino.

El gran capital resolvió la cuestión. Admitió que se prohibiera el uso de mercurio y se lo reemplazó por un proceso con cianuro y ácido sulfúrico que en principio solo es accesible a las grandes explotaciones. Como en otros casos, se puso al chico adelante, para llevarse todo el pastel.

Hoy, sin embargo, ya hay procesos de uso de bacterias que evitan totalmente el uso de cianuro y reducen el uso de sulfúrico a cantidades enteramente controlables. La gran industria no se da por enterada, en parte por costos y en parte porque eso rehabilitaría la entrada de capitales modestos.

Se dice que la minería usa el agua que se necesita para otros destinos. Eso es solo parcialmente cierto.

Es correcto decir que una mina grande usa agua equivalente solo al riego de unas 100 ha. y además éste último puede mejorar mucho su eficiencia eliminando el riego por manto y yendo hacia el riego por goteo, que es infinitamente más sensato.

Ahora bien, en las cantidades el reclamo puede ser alarmista. Pero está claro que si el agua que fluye fuera de la mina tiene ácidos o compuestos dañinos para cultivos o personas, no importa el volumen, se contamina todo. De modo que el reclamo de evitar la contaminación es absolutamente pertinente.

¿Existe la forma? Si, rotundamente. ¿Se puede controlar que no se violen los procedimientos? Por supuesto, debe participar la comunidad en cada paso necesario.

Un comentario final. ¿Y si la minería fuera la forma de sacarnos de encima buena parte de la deuda externa, no deberíamos apelar a las empresas más grandes y resolver el problema, aunque queden algunos daños detrás? Es otro razonamiento falso. Si dimensionamos las explotaciones a escala mediana no contaminante; se plantea la integración hacia adelante, con producción de bienes finales; se hace la cuenta del efecto sobre la balanza de pagos, probablemente allí descubriremos que el valor de las exportaciones de concentrado no es mayor que el valor de los bienes finales que dejamos de importar. Con el agregado que el nivel de ocupación podría multiplicarse hasta por 10; los saberes regionales se incrementarían enormemente; podríamos pensar en exportar bienes finales cuya materia prima tenemos en el país; la dependencia del capital extranjero se reduciría.

En fin, seríamos un país independiente, próspero y vivible.

ADOLFO ARIZA

ADOLFO ARIZA

Autor del Blog

La actualidad de Argentina y el Mundo, Noticias vistas desde Mendoza por el Profesor Adolfo Ariza. Realidad, Información y Medios de Prensa en notas con una mirada local y abierta.

Profesor y Licenciado en Literatura. Coordinador Área de Vinculación – Secretaría Desarrollo Institucional – UNCuyo entre 2008 y 2014 (Desarrollo Emprendedor). Responsable de Kusca Gestión Colaborativa para Empresas.

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LEY 7.722, EL AGUA DE LOS MENDOCINOS. YA NADA SERÁ IGUAL

LEY 7.722, EL AGUA DE LOS MENDOCINOS. YA NADA SERÁ IGUAL

LEY 7.722, EL AGUA DE LOS MENDOCINOS. YA NADA SERÁ IGUAL

 

Mientras se acerca a Mendoza la marcha que se inició en el Departamento de San Carlos, en protesta por las reformas a la Ley 7.722 aprobada por los legisladores mendocinos el viernes, y que habilitó la actividad minera con el uso de sustancias químicas, se me ocurren algunos comentarios para compartir.

Acabo de leer, el tuit de Guillermo Carmona en el que pide –de manera no institucional, sino personal- lo siguiente: “Ante la amplia y creciente expresión popular en contra de la sanción de la reforma de la ley 7722 por usted impulsada, le solicito gobernador que la misma no sea promulgada”.

Anoche le decía a mi esposa que esa reforma estaba muerta, sea promulgada o no. Es imposible aplicar una norma con tal rechazo social. Además, ya están en marcha por lo menos cuatro planteos de inconstitucionalidad que judicializarán, una vez más, el debate acerca de si Mendoza va a tener o no minería. El mismo Diario MDZ se pregunta por qué Rodolfo Suarez optó por la vía rápida para impulsar los cambios y descartó lograr un proyecto consensuado con todos los sectores.

¿Es el espíritu de Cornejo, que siempre prefirió imponer su voluntad a buscar consensos, el que privó para que Suárez (que parece más conciliador que su antecesor) se lanzara a esta empresa ya fracasada?

Pero esta factura la va a pagar el Rody Suárez, seguro.

¿Cuánto pesó el lobby empresario en esa decisión?

De todos modos, hacen falta algunas aclaraciones:

Primero, la explotación minera –incluida la metalífera- no es nueva. Recordemos que la Edad del Bronce es un periodo de la Prehistoria o de la Protohistoria. Esa aleación del cobre y el estaño, resultó un metal más duro que el cobre, y dio nombre a una de las Edades de los Metales, a saber:

Edad de cobre (A partir del año 6500 A.C.)

Edad de bronce (A partir del año 2800 A.C.)

Edad de hierro (A partir del año 1000 A.C.)

Hago este aporte escolar para realzar la dificultad de oponerse, sin más, a la minería metalífera, tal como se percibe en muchas de las posiciones ambientalistas. Por lo demás, es parte de la riqueza de Mendoza, una Provincia estancada económicamente desde hace bastante. ¿Podemos negar a Malargüe esa posibilidad de desarrollo y condenarlo a vivir solo de la cría de los chivos y el turismo?

Segundo, la historia de la minería está teñida del sufrimiento humano, sangre incluida. Desde la explotación de los mineros, que no ha terminado, hasta la contaminación y destrucción del medio ambiente. No me olvido de la desidia y vista gorda de quienes debían velar porque eso no ocurriera, en muchos casos, por haber sido sobornados por las empresas mineras. Estas son parte de corporaciones poderosas, que no respetan en nuestros países los protocolos que tienen en su tierra de origen. Además, los argentinos tenemos experiencias propias: pasé hace unos años por Famatina, el pueblo que en nueve años (desde 2005) expulsó a cuatro mineras para defender su hábitat (y su agua, claro). Nos pararon en la ruta (había chicos y chicas de muchas provincias), pero, cuando los dijimos que éramos de Mendoza nos dijeron, entre risas, que a nosotros no había que explicarnos nada, porque sabíamos cuál era el problema.

Claro que lo sabemos, y lo estamos demostrando: de nada sirve la extracción de nuestras riquezas –nuestras, se entiende- a costa de la destrucción del hábitat en qué vivimos.

Tercero, y a partir de la palabra riquezas, ¿Cuánto del valor de lo extraído en Veladero o en Bajo la alumbrera se ha transformado en mejoramiento de la vida de los habitantes de esos lugares? Si les preguntamos a los jachalleros sanjuaninos, la respuesta es negativa. Es cierto que ha generado trabajo. Tengo sobrinos que trabajan en Veladero, los que, seguramente, no apreciarán mis comentarios, pero el tema es el balance, y, hasta ahora, de esa manera, no nos conviene. Además, una cosa es extraer los metales que necesitamos para nuestro desarrollo que el oro para que se lo lleve la Barrick al exterior. Miremos a Chile: gran parte del éxito económico del mejor ejemplo del modelo neoliberal en América Latina, ha sido, y es, el valor del cobre. Los ingresos del Estado chileno por el cobre que se llevan las empresas extranjeras no se volcaron al mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo chileno que hoy está diciendo basta a ser el país más desigual de América Latina.

Cuarto: hace un rato, leía el comunicado del PJ titulado “Situación actual de la Política y la Gestión Ambiental en la Provincia de Mendoza en relación con la cuestión minera”.

Extraigo dos párrafos que me parecen un buen ejemplo de lo que se propuso.

“La participación ciudadana en el control ambiental de las actividades mineras se realizará a través de la red de Vigilancia Ambiental prevista en el artículo 34 del Decreto Provincial Nº 820/06 u otras que se conformen, incluyendo a tales efectos a las ONG y ciudadanos. El Poder Ejecutivo reglamentará su integración y funcionamiento.

La inclusión: de Informes de control y seguimiento a los emprendimientos mineros, realizados por la Policía Ambiental de Actividades Extractivas; e Informes de auditorías internacionales.”

En el texto completo aparecen muchos temas que se han cuestionado y planteado desde hace mucho, y medidas que se han reclamado, ya sea por ausencia, o por falta de aplicación, también desde hace tiempo (recuerdo discusiones en las reuniones de Ordenamiento Ambiental, por ejemplo).

Di una mirada a las modificaciones introducidas a la Ley 7722, y se establece la tutela del recurso hídrico; además, se asegura el cumplimiento en la actividad minera de los principios ambientales de sustentabilidad establecidos en leyes nacionales y provinciales, como la de Ordenamiento Territorial y de Protección de Áreas Naturales, e incluso la Constitución Nacional y Provincial, en otras varias medidas.

O sea, no son malas propuestas, al contrario: el tema es que las sancionan ahora para beneficio de los 19 proyectos mineros que están esperando, incluso algunos que ya han sido cuestionados, como el de San Jorge, en Uspallata.

¿A ninguno se le ocurrió que podía pasar algo así? ¿Cómo no se van a dar cuenta del valor simbólico y real del agua para las comunidades andinas?

Mendoza tiene una historia, desde las comunidades originarias, de valorización de agua, ¿cómo no pensar que íbamos a defender lo que es parte esencial de nuestra vida?

El mismo Gobierno cuya D.G. Escuelas tiene materiales escolares –desde hace bastante- sobre el valor del agua, como Aqualibro o Aquabook (Facebook), nos propone que nos olvidemos de todo, y aplaudamos estas modificaciones que, en este contexto, hoy, son inadmisibles para la sociedad mendocina. NO ENTIENDO.

Más allá de que es posible la lectura de que el apoyo del PJ mendocino a estas modificaciones tiene que ver con colaborar con un Gobierno entrante, y de que es un tema de tratamiento necesario, hubiera preferido que no lo hubiera hecho. ¿Para qué quedar pegado en un proyecto ajeno, tan impopular? Ya nos costó un montón remontar una campaña electoral con figuras que ni la gente, ni los mismos militantes querían. Ahora también lo pagaremos todos y todas, aunque espero que sirva para la renovación del peronismo, que tiene muchos jóvenes que entienden lo que Mendoza necesita.

El problema es que hay temas controversiales, de difícil solución: ya me ha pasado con el fracking. Cuando estuve a cargo del Área de Vinculación de la UNCuyo organizamos en Mendoza un encuentro sobre temas petroleros por pedido –y con su financiación- de la Secretaría de Política Universitaria del Ministerio de Educación de la Nación. Vino gente de todo el país, y allí el IAPG (Instituto Argentino del Petróleo y el Gas) presentó el tema del fracking. Quedé convencido de que era un proceso sin mayor impacto negativo, y totalmente controlable. Después conocí planteos diferentes, hasta contrapuestos, como el que responsabiliza al fracking por provocar terremotos. Para el ciudadano común es un tema complicado. ¿Cuál es la verdad? Tal vez no se plantee en términos tan contrapuestos, pero, ¿cómo saberlo?

¿Quién lauda entre estas posiciones, estudios, opiniones? Hay intereses, política, posiciones ideológicas, fundamentalismos, emociones.

TENEMOS QUE ENCONTRARLE LA VUELTA, DE UNA VEZ.

CONCLUSIONES

Escribí el subtítulo ayer, y recién ahora, a las 20 del 23 de diciembre, me siento a escribir de nuevo, y claro, pasaron cosas: miles de mendocinos de toda la Provincia marcharon hasta la Casa de Gobierno para reclamar que las reformas no entren en vigencia, el Gobernador no los recibió y se anunció que no vetará la ley, hubo disturbios provocados por un grupo que no era parte de la marcha, y se desató una represión descontrolada, con policías en motocicleta disparando al aire por la Plaza España, lejos del lugar de los disturbios, entre autos y gente que estaba en la calle.

No recuerdo un Gobernador que haya empezado tan mal su gestión.

Lo anterior me lleva a una primera conclusión: en lenguaje común, ¿con qué necesidad todo esto? Ahora mismo, hay un cacerolazo en el Kilómetro 0, hay detenidos y lesionados, gente que desde ayer ha dejado sus actividades para decirle a sus gobernantes que van a defender el agua de Mendoza, con todas sus fuerzas.

Ahora salen a explicar las razones por las que estas modificaciones convienen a Mendoza, cuando debieron hacerlo antes de aprobarlas. La política no se hace así: los consensos se buscan y se construyen. Hay muchos sectores de la sociedad, sobre todo del interior de la Provincia, que no han participado ni opinado y tienen derecho. Andrés Lombardi, presidente de la Cámara de Diputados, minimizó la convocatoria (una de las más importantes que haya visto, no solo por la cantidad de participantes, sino por la homogeneidad y claridad del reclamo). Además, la mayoría de los mendocinos, como cualquiera puede comprobarlo, apoya esta defensa del agua.

Ya dije que muchas de las modificaciones son buenas y útiles, pero deberían haber sido parte de una estrategia provincial que tendría que haberse puesto en marcha hace mucho. Por lo menos, el Gobierno de Cornejo tendría que haberlo propuesto antes, si quería plantear la reforma de la 7722. Entonces, ¿cómo aceptar que te palmeen la espalda para convencerte que van a hacer ahora lo que no han hecho antes?

Es cierto que hay otros temas que hay que mencionar: que la sociedad en su conjunto no cuida el derroche de agua, o tira residuos a la calle que tapan los cauces, que la agricultura es la mayor responsable del consumo de agua, y otros varios, pero, justamente por eso, hace falta una estrategia integral.

No es fácil que la gente crea a un Gobierno, que se presenta como continuidad del de Cornejo, cuando dice que el 80% de la red de agua (después de cuatro años de gestión) está en malas condiciones y pide un aumento de tarifas del 162%.

¿Cómo le vas a pedir a la gente de Huanacache, de las Lagunas del Rosario (lo eran, y se las han arrebatado), que entienda la necesidad de emprendimientos mineros que consumen agua de manera masiva, cuando se les mueren los animales por falta de agua? ¿Hace falta recordar que a esos pueblos ancestrales les llegaba agua, y solo reclaman lo que les corresponde por derecho?

Por lo tanto, hacía falta otra actitud: ahora se va a judicializar la aplicación de las reformas, y no va a ser sencillo ponerlas en práctica.

NO SE PUEDE GOBERNAR CONTRA LA SOCIEDAD, SOBRE TODO CUANDO TIENE RAZÓN, Y ES JUSTO SU RECLAMO. ARRIBA, NI LOS RECIBO Y LOS CORRO A TIROS.

TODO MAL, PERO TENEMOS QUE ENCONTRARLE LA VUELTA. HUBIERA SIDO MEJOR CON CONDUCCIÓN POLÍTICA, PERO, SI NO LA HAY, ORGANICÉMONOS COMO SOCIEDAD, Y LOGREMOS LO QUE MENDOZA NECESITA.

ADOLFO ARIZA

ADOLFO ARIZA

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La actualidad de Argentina y el Mundo, Noticias vistas desde Mendoza por el Profesor Adolfo Ariza. Realidad, Información y Medios de Prensa en notas con una mirada local y abierta.

Profesor y Licenciado en Literatura. Coordinador Área de Vinculación – Secretaría Desarrollo Institucional – UNCuyo entre 2008 y 2014 (Desarrollo Emprendedor). Responsable de Kusca Gestión Colaborativa para Empresas.

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LA BATALLA POLÍTICA ES CULTURAL, Y ES NUESTRA MISIÓN

LA BATALLA POLÍTICA ES CULTURAL, Y ES NUESTRA MISIÓN

LA BATALLA POLÍTICA ES CULTURAL, Y ES NUESTRA MISIÓN

 

Un primo me hizo llegar esta nota de Página 12, que no conocía, y me impactó. Es una explicación rotunda de la situación cultural del hombre, fundamentalmente occidental, en la actualidad.

Una dificultad evidente es el lenguaje técnico. Yo, que conozco el pensamiento de Freud y Lacan de manera general, también comprendí así la nota, pero no importa, alcanza y sobra: Todos/as conocemos cómo se vive hoy: cómo las propagandas nos moldean: cómo nos empujan a un estilo de vida superficial y tóxico (incluyendo los libros y cursos de auto ayuda que nos enseñan cómo vivir felices). Por lo tanto, esta nota es muy importante. Léanla, y tomemos nuestro lugar en el campo de batalla.

Extraigo un par de párrafos, para que los hagamos nuestros:

“Concentración totalitaria del poder, rechazo de la política y manipulación del afecto son elementos ideológicos que construyen cultura de masas. Recuperar la democracia implica dar batalla en estos tres frentes; nos detendremos en este artículo en las sedimentaciones afectivas neoliberales, porque esa manipulación que puso en marcha el neoliberalismo apoyado por las nuevas tecnologías será lo más difícil de conmover.

El neoliberalismo ha masificado y controlado los goces no sólo empujando al consumo bajo la promesa de felicidad, sino también a través de la satisfacción en el odio con la promoción de fantasmas racistas y xenófobos.”

Contra esto deberemos luchar, es nuestro puesto de lucha por una Argentina mejor.

 

Neoliberalismo y sedimentaciones afectivas

Ganar la batalla cultural al neoliberalismo y construir un nuevo pacto social es una tarea apremiante para la recuperación de la democracia.

Por Nora Merlin

https://www.pagina12.com.ar/237296-neoliberalismo-y-sedimentaciones-afectivas

 

El pasado 27 de octubre el campo popular ganó una batalla política, las elecciones nacionales, venciendo al gobierno neoliberal. Este rotundo triunfo no impide ignorar que desde fines de los 80 en la cultura han triunfado los ideales neoliberales: la modalidad empresarial para organizar lo social, consumo ilimitado, individualismo, meritocracia y egoísmo.

Si el neoliberalismo ha triunfado culturalmente no es porque el hombre por naturaleza es un depredador, “un lobo para el hombre” movido por el egoísmo y el miedo al otro, como planteaba Thomas Hobbes, sino que, a través de la publicidad, el marketing y los big data el neoliberalismo ha logrado reconfigurar la lógica del deseo, los fantasmas y los goces.

La pulsión amalgamada a fantasías se satisface con objetos irreales, como los nombra Freud, o bordeando la vacuidad lógica que implica el objeto “a” lacaniano. Para los dos maestros del psicoanálisis el goce absoluto de la cosa es imposible, lo que hay son señuelos que causan el deseo y cubren la falta. En este punto encuentran su lugar los hechizos tecnológicos que ofrecen el marketing y la publicidad, que suturan la falta constitutiva del sujeto y de lo social. Se venden fundamentalmente ilusiones, sueños que tapan cualquier falta rechazando la castración y la imposibilidad. Este circuito entre falta, sutura y exceso es ilimitado, porque lo encontrado por la pulsión nunca coincide con lo esperado: la tierra prometida por el marketing no se hace realidad. “Seguí participando” es la fórmula de la repetición del consumo ilimitado que estimulan los carteles de la carretera neoliberal, un laberinto sin salida.

En la necesaria batalla cultural por la hegemonía, el campo popular corre con serias desventajas porque sus estrategias se basan en la política, no en el marketing ni en las operaciones de la guerra como el ejército de trolls, las fakenews y el lawfare. ¿Debe renunciar a la política y emplear las técnicas del marketing, la publicidad, la autoayuda o la guerra? Nada más lejos de nuestro planteo, sólo estamos ubicando la dificultad de batallar y ganar con la acción política que es discursiva y se caracteriza por el desacuerdo, el antagonismo, las diferencias y la falta, desactivando el marketing y las operaciones. La dificultad no implica imposibilidad ni impotencia; como ejemplo reciente constatamos que la militancia y la inteligencia colectiva fueron capaces de ganarle a la inteligencia artificial.

La relación entre neoliberalismo y democracia es controvertida. El neoliberalismo, un sistema caracterizado por una concentración de poder económico, político y comunicacional pocas veces visto, produce democracias muy debilitadas de baja intensidad, que algunos autores denominan posdemocracias. Uno de los rasgos que presenta es la impotencia para la política, con la pretensión de sustituirla por la administración de los asuntos comunes. El déficit de la democracia neoliberal no se debe solo a la concentración totalitaria del poder y el rechazo de la política, sino también a la intensa y visible manipulación del afecto.

Concentración totalitaria del poder, rechazo de la política y manipulación del afecto son elementos ideológicos que construyen cultura de masas. Recuperar la democracia implica dar batalla en estos tres frentes; nos detendremos en este artículo en las sedimentaciones afectivas neoliberales, porque esa manipulación que puso en marcha el neoliberalismo apoyado por las nuevas tecnologías será lo más difícil de conmover.

El neoliberalismo ha masificado y controlado los goces no sólo empujando al consumo bajo la promesa de felicidad, sino también a través de la satisfacción en el odio con la promoción de fantasmas racistas y xenófobos.

El poder construye el enemigo y produce una matriz que se repite con fuerza inercial, hasta instalar en lo social un odio que se satisface como una fijación que resulta difícil desplazar. El clisé argumental utilizado es sencillo y aparentemente ingenuo: se trata de un semejante que supuestamente nos robó el goce, modelo que reproduce el sistema ideológico basado en el descarte, el odio y la obediencia inconsciente a esa normalidad neoliberal legitimada por lo social.

Ganarle la batalla cultural al neoliberalismo y construir un nuevo pacto social –tal como propusieron el presidente y la vicepresidenta– fundamentado en la solidaridad y la contención hacia los más vulnerables, es una tarea apremiante para la recuperación de la democracia.

¿Es posible romper los hechizos neoliberales?

En esta contienda será fundamental el desinvestimiento de la fijación al odio, para lo cual no serán suficientes los desenmascaramientos, la persuasión y el cognitivismo. Esta difícil tarea requiere llegar al nivel del goce en tanto constituye el núcleo en que se basa lo ideológico que sostiene la cultura neoliberal. Será necesario encontrar defensas sociales capaces de movilizar la Investidura libidinal fijada al odio y activar una nueva investidura afectiva; desinvestimiento y reinvestimiento son los prerrequisitos necesarios para el establecimiento de procesos de desidentificación y creación de nuevas identificaciones.

Los afectos no se reprimen, solo pueden sublimarse, transformarse en lo contrario, ee decir, en lugar de su expresión como agresión y racismo canalizarlos en una dirección democrática agónica. Esto implica darle nuevo ímpetu al discurso, restituir el conflicto político, causar esperanza inyectando pasión en la radicalización de la democracia como rearticulación de vínculos de afecto y goce. Y que, tal como le dijo Cristina a Alberto en su primer discurso como vicepresidenta, debemos ganar no solo el debate político, sino también el corazón del pueblo.

Es posible debilitar el totalitarismo normativizado del goce masificado estimulado por el neoliberalismo y trascender esa identidad. Es posible ir en contra del todo unificado de la masa, inscribir la falta y realizar la construcción política de la vacuidad.

La falta, sostenía Claude Lefort, es la condición democrática y en tanto tal puede adquirir valor positivo capaz de atraer y conmover. La institucionalización de la falta puede generar apego o adhesión y causar el deseo de involucrase en proyectos políticos.

No es imposible ni utópico reconceptualizar al ciudadano como alguien que no solo padece de la falta y demanda, sino que también goza la vacuidad y desea involucrarse en la creación de una democracia sostenible de alta intensidad, que no se constituye por miedo y obediencia, como afirmaba Hobbes, sino por deseo.

 

Nora Merlin es psicoanalista. Magister en Ciencias Políticas. Autora de Mentir y colonizar. Obediencia inconsciente y subjetividad neoliberal.

ADOLFO ARIZA

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UNA IMPORTANTE ACLARACIÓN SOBRE LAS TAN CONVERSADAS RETENCIONES

UNA IMPORTANTE ACLARACIÓN SOBRE LAS TAN CONVERSADAS RETENCIONES

UNA IMPORTANTE ACLARACIÓN SOBRE LAS TAN CONVERSADAS RETENCIONES

 

(Del muro de Facebook de Ricardo Campero)

Mi intención era –y es- escribir lo menos posible sobre la etapa macrista para salir de temas que engruesan la “grieta” (término desgraciado, que hay que enterrar definitivamente), pero el comienzo de la gestión de Alberto Fernández ha desatado muchísimas noticias falsas, o títulos sesgados, y otras cosas. O sea que estamos frente a una oposición que se planteó así, sin concesiones, ni reglas de convivencia desde que Macri salió a hablar después de las elecciones, con una imagen de político maduro que no coincide en nada con lo que ha mostrado desde siempre.

Por lo tanto, sin enroscarme con estos temas, porque ahora somos gobierno, y el laburo es gestionar, trataremos de colaborar en compartir información fehaciente, o que ayude a entender la realidad, que no es poco.

Tomó notoriedad el tema de las “retenciones”, y justo, mi amigo Ricardo Campero, dirigente radical de toda la vida, ex Secretario de Comercio Interior, Exterior y Turismo de Ricardo Alfonsín, subió esta nota a su perfil de Facebook.

Es excelente, y espero que les sirva a los que quieren, de buena fe, comprender mejor la realidad internacional y argentina.

Esto dice Ricardo:

 

Nadie retiene nada.

Retenciones es un neologismo argentino que refiere a los derechos de exportación que gravan las ventas al exterior. La imposición del término fue una de las conquistas culturales más significativas de la oligarquía agrícola ganadera de fines de la década del 50. Tanto sugiere despojo, “me retienen”, que no es extensible a los derechos de importación que gravan a casi toda la nomenclatura arancelaria. No se dice para importar este producto “me retienen” x por ciento. Tan conquista cultural es que el propio Presidente se expresa al respecto hasta con complejo de culpa y lo que no es una originalidad, por otra parte.

Es mentira que se trata de una creación argentina. Remito a John Stuart Mill quien introduce el tema a propósito de la renta de la tierra y su relación con el comercio internacional.

En Argentina quien originó teóricamente el tema fue Raul Prebisch y desde la cuestión industrialización y ventajas comparativas dinámicas, el Ing. Alberto Davie, quien dice: “Todos los países pueden ser competitivos para cualquier cosa, la cuestión a qué tipo de cambio”. A lo que agregué, en mi caso, “y con qué costo de oportunidad”.

Es que Japón puede producir soja mediante una brutal devaluación que arruinará a los japoneses que pueden dedicarse a otra cosa sin tamaño costo social.

Estos derechos de exportación, y sus contrarios lo de importación, tienen que ver en nuestro país en una mirada industrial como factor principal de ocupación de la mano de obra. El tipo de cambio es relevador de productividades o eficiencias. Si se tratara de relevar la eficiencia de la producción de la pampa húmeda, el tipo de cambio necesario es mucho menor. Entonces cuando se habla de eficiencia la pregunta es “a qué tipo de cambio”. Si Argentina necesita un tipo de cambio alto, la cuestión es el beneficio adicional, marginal, para las producciones mineras o agropecuarias. En este caso último, a mayor tipo de cambio más costo de los alimentos para las masas urbanas que dependen de la industria y sus externalidades.

En Argentina, el productor agropecuario sufrió en su rentabilidad cuando sin gravámenes tuvo precios o tipo de cambio bajo. Entonces es un tema económico que, cuando se politiza, pasa a ser una cuestión social. Llama la atención que la política en los grandes conglomerados urbanos no atiendan esta puja por lo que resulta en una cuestión social. Definitivamente, creo que ignoran la importancia de los tipos de cambio reales. (Tipo de cambio – derechos de exportación). Obviamente la defensa de la producción introduce el tema de los precios internacionales.

El problema es que en Argentina al tema lo abordamos desde la cuestión fiscal y no de los tipos de cambio necesarios. ¿Es que un exportador de productos biotecnológicos debe tener el tipo de cambio igual al de un exportador agropecuario? ¿O un exportador de cuero crudo que el de marroquinería? Con una buena situación fiscal, ¿los gravámenes deben ser iguales y tender a 0 en todo el universo arancelario?

Y la politización deviene en puja política por la apropiación de los beneficios marginales. Durante nuestro gobierno, el de Alfonsín, la puja con la Sociedad Rural no se da por “las retenciones”. El verdadero interés era el de contar el sector primario pampeano con el tipo de cambio financiero en vez del denominado comercial. Eso es lo que estuvo en juego en la silbatina de la Sociedad Rural. En definitiva, el tipo de cambio redundante. Hoy sería una pretensión de beneficiarse con el tipo de cambio del turismo.

Entonces los derechos de exportación no son ni solidaridad ni concesiones sociales, sino un complemento del tipo de cambio con el que el país se vincula con la economía internacional con la necesidad de contar con un tipo de cambio adecuado para incrementar todas las exportaciones y con el menor costo social. No se le retiene nada a nadie y detrás de los prejuicios ideológicos está la disputa por la renta. Es la diferencia de trato entre las ventajas comparativas estáticas vs. las dinámicas.

Durante la denominada lucha del campo dije que una de las peores herencias del kirchnerismo iba a ser el factor cultural para el abordaje de este tema y la creencia que tenía la cuestión ribetes revolucionarios. Son las debilidades de hoy y que anticipé en las notas de más abajo.

El tema está politizado en desmedro de la modernización inclusiva de la Nación Argentina.

Nadie retiene nada. Decir eso es una trampa.

ADOLFO ARIZA

ADOLFO ARIZA

Autor del Blog

La actualidad de Argentina y el Mundo, Noticias vistas desde Mendoza por el Profesor Adolfo Ariza. Realidad, Información y Medios de Prensa en notas con una mirada local y abierta.

Profesor y Licenciado en Literatura. Coordinador Área de Vinculación – Secretaría Desarrollo Institucional – UNCuyo entre 2008 y 2014 (Desarrollo Emprendedor). Responsable de Kusca Gestión Colaborativa para Empresas.

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UN COMENTARIO EN EL DÍA EN QUE EL PERONISMO VUELVE AL GOBIERNO EN ARGENTINA

UN COMENTARIO EN EL DÍA EN QUE EL PERONISMO VUELVE AL GOBIERNO EN ARGENTINA

El lunes estaba escribiendo una entrada a partir de una nota (La grieta regional que divide a Estados Unidos https://www.losandes.com.ar/article/view?slug=la-grieta-regional-que-divide-a-estados-unidos—por-paul-krugman), y la redacción me llevó a desarrollar algunos aspectos de nuestra grieta local (tema que he tocado más de una vez), pero empecé que a sentir que no era eso lo que quería escribir, así que cambié de actividad hasta que se me aclarara la situación.

Ayer me aboqué a la asunción presidencial, hecho central en muchos sentidos para mí.

En esa asunción escuché que Alberto decía: “Tenemos que superar el muro del rencor y del odio entre argentinos.”

Y después: “Superar los muros emocionales, significa que todas y todos seamos capaces de convivir en la diferencia y que reconozcamos que nadie sobra en nuestra Nación, ni en su opinión, ni en sus ideas, ni en sus manifestaciones.

Tenemos que suturar demasiadas heridas abiertas en nuestra Patria. Apostar a la fractura y a la grieta significa apostar a que esas heridas sigan sangrando. Actuar de ese modo, sería los mismo que empujarnos al abismo.

Lo expreso desde el alma, tanto a quienes me votaron como a quienes no lo hicieron. No cuenten conmigo para seguir transitando el camino del desencuentro.”

Entonces, decidí que no tenía nada más que decir sobre la grieta.

No es fácil, porque la Argentina de hoy en los hechos no ha cambiado de la de anteayer.

Sin embargo, yo, como los millones de argentinos/as que ayer cantamos y festejamos en las calles y en nuestras casas, siento y creo que hemos empezado otra etapa cualitativamente distinta y mejor.

Por eso, voy a compartir con uds. una entrevista que plantea algo que, para los que trabajamos desde hace mucho en el tema de integración latinoamericana, no es nuevo: que América Latina –e incluyo a México, a pesar de que está demasiado cerca de EEUU, porque es parte indisoluble de ella- es el reservorio y la fuente de un mundo mejor, que supere las asimetrías e injusticias que los países centrales, no solo no han conseguido superar, sino que las han causado desde hace siglos.

Léanla, y levantemos la bandera de la esperanza y del desarrollo justo, solidario e integrado con nuestros hermanos/as latinoamericanos/as.

Argentina –y siento mucho orgullo- está liderando este proceso virtuoso, con democracia y participación de la sociedad en su conjunto.

Entrevista al politólogo francés Bertrand Badie

“Asistimos a la reivención del mundo, y el Sur detenta los hilos”

La colonización, la debilidad y la humillación del Sur del mundo, el mito de la hegemonía, son temas de análisis de de este intelectual que ha publicado en la Argentina. También, forma paradójica en que ese Sur está dominando la agenda mundial, y las posibilidades que se abren en tiempos de globalización.

Por Eduardo Febbro

Desde París

https://www.pagina12.com.ar/235405-asistimos-a-la-reivencion-del-mundo-y-el-sur-tiene-los-hilos

Los libros ocupan el espacio de las ideas como piezas de ajedrez. En su plácida intensidad disputan una partida simbólica por comprender o influenciar el mundo. Bertrand Badie es un eximio ajedrecista en esa disputa. Profesor en la Universidad de Sciences Po-París, Badie ha desarrollado una obra a través de la cual ha observado el mundo desde el otro lado. No ya a partir de la potencia occidental sino desde el Sur. Autor de más de veinte obras que son una referencia, Badie es un vigoroso crítico de esa estrategia de las relaciones internacionales que se basa en la “potencia”, es decir, la intervención o la humillación, para regular las relaciones entre Estados. La colonización, la debilidad de los Estados del Sur que se desprende de ella, el mito de la hegemonía, la humillación de la que el Sur fue objeto y la forma paradójica en que hoy el Sur domina la agenda mundial son los ejes temáticos de sus últimos libros: Diplomacia del contubernio. Los desvíos oligárquicos del sistema Internacional; El tiempo de los humillados, patología de las relaciones internacionales (ambos editados por la Universidad Nacional Tres de Febrero), No estamos solos en el mundo; Cuando el Sur reinventa el mundo. Ensayo sobre la potencia de la debilidad; La hegemonía cuestionada. Las nuevas formas de la dominación internacional.

La actualidad internacional le ha dado la razón a muchas de las líneas de los análisis de Bertrand Badie. La insurrección social que estalló entre 2018 y 2019 en una docena de países contra las políticas neo liberales forman parte de ese rediseño del mundo protagonizado por el Sur. Son los llamados “débiles” quienes, hoy, reconfiguran el sistema y, con ello, impulsan el “segundo acto de la globalización”. El primero fue liberal, este será social. Bertrand Badie pone en el centro de esta reescritura del mundo el carácter inter social de los protagonistas: ya no son los Estados ni un sistema político desacreditado y corrupto los que se encargan de conducir la historia: son los pueblos, las sociedades, quienes asumen esa reinvención. Esa la paradoja alucinante la contemporaneidad: la potencia, el poder de la debilidad. Hemos cambiado de época, de paradigma y de actores.

-Hace tiempo que ha plasmado en sus ensayos lo que hoy es una evidencia: la impotencia de los poderosos. Hoy es la debilidad quien se toma su revancha. ¿Es la debilidad la que conduce hoy al mundo?

-La agenda internacional está más controlada por el Sur que por el Norte. Los grandes acontecimientos que condicionaron este principio del Siglo XXI son acontecimientos oriundos del Sur. El Norte es prisionero de una agenda fijada por los actores del Sur. Por primera vez en la historia, la competencia internacional se plasma no ya entre actores iguales sino entre actores de tamaño y capacidades diferentes. En el plano internacional, la potencia perdió toda su eficacia. La súper potencia norteamericana, que cubría el 40% de los gastos militares en el mundo, no ganó ni una sola guerra desde 1945, exceptuando las guerras bajo mandato de la ONU como la gran coalición “Tempestad del desierto” (Irak,1991). Las demás potencias militares también fracasaron: Rusia en Afganistán o Francia en África. El instrumento militar era la expresión absoluta de la potencia, pero ha perdido ante actores más pequeños.

-El poder ha cambiado de manos y de región. ¿Lo ve como un despertar repentino?

-Ahí hay un enigma que se explica, en parte, por la descolonización. La descolonización les dio a los débiles medios de acción y de intervención que eran desconocidos y que resultaron cada vez más eficaces: formas de conflicto, movimientos sociales, etc. Esto neutralizó las estrategias de la potencia tradicional. El segundo elemento es la globalización, que introdujo la interdependencia. Si el débil depende del fuerte, este también depende, cada vez más, del débil: puede ser el suministro energético, la estabilidad regional, el desplazamiento de poblaciones. El Sur acumuló recursos ante los cuales el Norte no puede desplegar su potencia. Luego, la caída del Muro de Berlín y el fin de la bipolaridad tuvo como como consecuencia algo inesperado, es decir, el fin de las políticas de poder. Entonces, efectivamente, para comprender las crisis de hoy es mejor mirar los indicadores de la debilidad, antes que los indicadores de la potencia.

-Pero estos países del Sur siguen pagando el precio de la colonización. Nuestras crisis de ahora tienen allí sus semillas.

-La colonización es el origen de todas las debilidades que constatamos hoy. La colonización rompió la dinámica institucional de las sociedades y por ello no pudieron producir por si mismas sus propias instituciones. Y cuando un pueblo no produce sus propias instituciones estas son poco legítimas, poco respetadas y en nada dignas de confianza. Los mapas de estos Estados colonizados fueron diseñados por el colonizador en función de sus rivalidades con otras potencias coloniales. La colonización ahogó igualmente la constitución de sociedades civiles horizontales, de asociación y de solidaridad. La colonización favoreció la instauración de religiones que se oponían al colonizador. El éxito del islam se explica por ello. En tierras del islam fue un factor de movilización. En Egipto, los Hermanos Musulmanes nacieron en oposición a la presión del colonialismo británico. En África, donde el islam era minoritario, el islam se volvió mayoritario porque funcionó como un instrumento de afirmación contra la potencia colonial. El factor humillación también está presente. Cuanto más humillados han sido los pueblos, más dispuestos estuvieron a recurrir al conflicto como instrumento de afirmación y reconquista. La colonización desempeña un papel enorme en las crisis actuales. América Latina tuvo la suerte de haber conocido una descolonización temprana y con ello pudo construir su propia modernidad.

-Todas las crisis del Sur también nos revelan las propias crisis del Norte colonizador. ¿Qué nos están diciendo sobre el Norte estas crisis en el Sur?

-Nos dicen tres cosas: la primera es que se nota una disminución de las capacidades de las potencias de antaño, tanto en el plano militar, institucional y, ahora, en el plano cultural. La cultura occidental era hegemónica, pero hoy le cuesta imponer esa visión jerárquica para ponerse por encima de las demás culturas. La segunda: estas crisis nos muestran cuánto les cuesta a las antiguas potencias comprender la globalización y adaptarse a ella. Las viejas potencias permanecen en el mundo de antes. Hay una incapacidad, por parte de las potencias históricas, de tomar en cuenta las potencias emergentes oriundas del Sur. Su ascenso en el espacio mundial ha sido considerado como una amenaza y, tal vez, también ilegitimo. La tercera: como las viejas potencias son incapaces de adaptarse al nuevo mundo, al que le tienen miedo, tienden a redescubrir el nacionalismo y la afirmación de la identidad. Y esta vez no lo hacen de forma revolucionaria, como fue el caso del nacionalismo en el Siglo XIX, sino de forma conservadora, es decir, protegiéndose del otro, del migrante, el extranjero, las otras culturas. Ese neo nacionalismo está prosperando en todas partes. Se trata de un elemento muy nuevo en el juego mundial.

– ¿Hay un cuestionamiento de lo político, como menciona en sus ensayos, como sustento de la insurrección actual?

-Aquí nos encontramos con un fenómeno doble. El primero: lo político no se renovó con la globalización. Es una enorme paradoja. No se puede pensar que el mismo concepto político esté gobernando hoy en un mundo globalizado y ayer en un mundo dominado por los Estados Nación. Estos Estados Nación ya no dominan el juego mundial. Por consiguiente, la estructura política necesita adaptarse, cosa que no hace. El segundo: esta inadaptación de lo político crea una gran ineficacia y una incapacidad para producir respuestas políticas. En el Norte hay una crisis general de ineptitud para fijar políticas públicas. Esto ha creado un fenómeno sin precedentes que desembocó en una caída vertiginosa de la credibilidad y la confianza de la población ente la política. Los políticos perdieron la confianza de los ciudadanos. Los políticos son víctimas de una hemorragia de recursos y el resultado de esto es que lo social se vuelve más fuerte que lo político. Por esta razón la política es incapaz de enfrentar a los movimientos sociales. Ahí tenemos lo que está ocurriendo en Chile, Ecuador, Argelia, Irán, Irak, Rumania, Republica Checa, Líbano, Hong Kong.

-A propósito de estos movimientos sociales mundiales, incluido el de los chalecos amarillos, usted recurre a un concepto novedoso para comprenderlos. Para usted, esas crisis remiten a la inter socialidad, a un perfil inter social.

-El espacio mundial se está reestructurando en torno a lo que llamo la tectónica de las sociedades. Es como si las placas sociales, al chocar las unas contra las otras, crearan los acontecimientos, los fenómenos de movilización, y les dejaran a los políticos una mera actitud reactiva. Antes no existía un orden internacional fuera de los Estados. Hoy es diferente por dos razones. Primero, el formidable crecimiento de las técnicas de comunicación. Todos los individuos comunican entre sí. Las imágenes y las ideas circulan a una velocidad vertiginosa, mucho más rápido que los canales diplomáticos. La segunda razón es la globalización, es decir, el sentimiento de que todo el mundo depende de los demás, de que estamos todos cerca. Ello conduce a que las dinámicas sociales corran más rápido que las relaciones políticas.

-En este momento estamos en esa fase de vigor de los movimientos sociales. ¿Hay una suerte de fusión social interconectada?

-Estamos observando un mimetismo fabuloso entre los movimientos sociales en desarrollo. Si algo se mueve en Argelia, enseguida habrá movimientos en Sudán, en el Líbano, en Chile o en Irak. Las imágenes de esos movimientos circulan en el mundo y se ven los nuevos modelos de movilización que se forman. Este gigantesco movimiento mimético lleva a que las calles de Santiago de Chile, de Beirut o de París se parezcan. Las ideas también circulan a través de la inter socialidad, es decir, tanto en Chile como en Francia, impera el sentimiento común de que lo social es la gran víctima del primer acto de la globalización. La dimensión social se dejó de lado y por esta razón las sociedades se reorganizan para exigir lo que se les debe. El primer acto de la globalización fue esencialmente económico e ignoró totalmente la dimensión social. El segundo acto reclama la restauración de esa dimensión. La gente se moviliza hoy según el mismo modelo y la misma gramática. A ello contribuye mucho la fuerza de las redes sociales. Ello lleva a una circulación planetaria de los modelos de movilización. Todo esto comenzó con la Primavera Árabe de 2011. Las revueltas árabes marcaron el punto de partida e incluso influenciaron a Europa del Sur. Esto es una concretización de la inter socialidad.

-Ese es, precisamente, otro de sus enunciados. ¿Estamos entrando en el segundo acto de la globalización?

-El primer acto de la globalización empieza con la caída del Muro de Berlín en 1989. Se habló del “fin de la historia” y del fin de las ideologías. Se supuso que el fin de ambas abría una nueva etapa de la humanidad con la economía como ciencia encargada de organizar el mundo. Así se plasma el neoliberalismo. Pero esto resultó costoso. La instalación del neo liberalismo se tradujo por un incremento de las desigualdades y la trivialización de nichos de pobreza, incluso en los países más ricos. Esa ignorancia de lo social que promovió la ciencia neo liberal provocó una reacción contestaría muy fuerte. El segundo acto de la globalización es justamente la dimensión social que regresa con fuerza y se opone al mismo tiempo a lo político y a la economía. Hay una severa crítica de lo político, considerado ya como incompetente, incapaz, corrupto y escasamente legítimo. Esto lo encontramos en el discurso de los chalecos amarillos en Francia, en las manifestaciones en Argelia o en Santiago de Chile. Y al mismo tiempo hay un frente contra la economía donde se denuncia esa especie de arrogancia neo liberal que, al erigirse como ciencia, consideró que ya no cabía más deliberar sobre las decisiones económicas porque estas están impuestas por la razón, que consideró que ya no valía le pena preocuparse por lo social. Todo eso se rompió: estamos en el segundo acto de la globalización que está federando ese discurso anti económico y anti político y acarrea una convergencia entre sociedades tan diferentes. En las calles de Teherán o Santiago se escuchan las mismas consignas que en París.

-Este movimiento mostró mucha pujanza en la Argentina contra las políticas de ajuste de la presidencia de Mauricio Macri. Pero en todos estos casos, el enemigo final, el causante de todo el mal, es el Fondo Monetario Internacional. ¿El FMI azuza la revuelta mundial?

-La Argentina ha tenido una suerte providencial porque aún puede apretar el botón de la alternancia. La elección presidencial trajo una esperanza de cambio, porque se tradujo en la renovación política. Pero esto está bloqueado en muchos otros países, sea debido a las estructuras autoritarias, por ejemplo, Argelia, Irak o Irán, o sea porque ya no hay más alternancia posible. En Francia, por ejemplo, hace ya mucho que la alternancia derecha-izquierda ha dejado de existir. El FMI es de nuevo el blanco privilegiado, pero es una historia muy vieja. El FMI se ha convertido en el jefe de la orquesta de ese neoliberalismo oriundo del primer acto de la globalización. El FMI se volverá el punto de cristalización y también el punto de provocación. Es un horror que el FMI pueda exigir aún que se ponga fin a las subvenciones cuando se sabe que cuando se cortan las subvenciones, la gente se queda en la calle.

– ¿Este segundo acto de la globalización es como una reinvención del mundo?

-Asistimos a la reinvención del mundo. El viejo sistema internacional imperial ya no funciona más y hay que inventar un substituto. La invención de un nuevo orden internacional es indispensable. Y si pongo el acento en la fuerza del Sur, es porque el Sur detenta los hilos de esta reinvención, tanto en lo demográfico, en lo geológico, y también porque el Sur no fue el co autor del antiguo sistema. La lectura del Sur sobre la globalización es mucho más sana y directa. Estamos asistiendo al hundimiento del modelo neoliberal.

efebbro@pagina12.com.ar