LA CAMPAÑA CONTRA LA CUARENTENA, O SEA CONTRA LA SOCIEDAD ARGENTINA

LA CAMPAÑA CONTRA LA CUARENTENA, O SEA CONTRA LA SOCIEDAD ARGENTINA

He elegido esta nota de Zaiat porque es categórica en cuanto a la descripción de esta fuerte movida del macrismo residual, los medios amigos y los trolls y bots que manejan la campaña en las redes.

Creo que es un sector minoritario de la sociedad el que apoya esta embestida contra la estrategia que, hasta ahora, nos ha venido guardando de vivir situaciones trágicas como otros países del mundo, pero esta campaña –que incluye noticias falsas de revueltas populares- le da una dimensión mucho mayor.

No estoy minimizando la dura situación que vive Argentina como gran parte del mundo, sino que la gente sigue bancando la cuarentena porque cree que es lo mejor que se puede hacer para preservar la salud pública.

Con esta entrada intento colaborar con esa gente que está sufriendo tanto, para que no se desanime por creer que tanto sacrificio es en vano, y piense que el Gobierno está equivocado y que hay que romper la cuarentena.

NO ES ASÍ, Y EN LA ENORME MAYORÍA DEL PAÍS, COMO EN MENDOZA, LA CANTIDAD DE INFECTADOS ES BAJA, Y SE ESTÁ AVANZANDO EN LA APERTURA, PERO CON LA NECESARIA PRUDENCIA QUE REQUIERE LA SITUACIÓN.

NO CREAMOS A QUIENES NO LES IMPORTAN LOS MUERTOS QUE COSTARÍA ESA APERTURA IRRESPONSABLE.

Dispositivo mediático de confusión sobre la situación social, política y económica del aislamiento social

Campaña anticuarentena, fake news y culto a la muerte

https://www.pagina12.com.ar/268184-campana-anticuarentena-fake-news-y-culto-a-la-muerte

La militancia anticuarentena, que lidera el Grupo Clarín con sus diarios, radios y canales de televisión, seguido por La Nación, el Grupo América e Infobae, es tan irresponsable socialmente como mezquina en términos políticos e ignorante de la cuestión económica. Desprecian el destino sanitario de las personas mayores y de los grupos socioeconómicos vulnerables.

Por Alfredo Zaiat

Es tan potente el dispositivo mediático del poder económico que es necesario hacer aclaraciones obvias.

Quién puede estar contento o cómodo cuando se alteró en forma tan fuerte la rutina y los vínculos personales y familiares.

Quién puede estar feliz si por la cuarentena y por precaución no se está viendo a los padres ni hay reuniones con amigos.

Quién no está angustiado, ansioso y preocupado por la violenta alteración de la vida cotidiana.

Es tan evidente el hastío por esas restricciones que genera incomodidad tener que aclararlas para señalar que la campaña anticuarentena, que lidera el Grupo Clarín con sus diarios, radios y canales de televisión, seguido por La Nación, el Grupo América e Infobae, es tan irresponsable socialmente como mezquina en términos políticos e ignorante de la cuestión económica.

Todo es debatible en democracia, pero no se transita el sendero de la racionalidad, en caso de ser bienintencionados, y de la honestidad intelectual, en muchos otros dedicados al entretenimiento periodístico, cuando se hace gala de la soberbia de la ignorancia al desafiar la evidencia científica y empírica. La controversia con la militancia social y periodística anticuarentena se parece a las discusiones delirantes con grupos terraplanistas y antivacunas.

Con fake news y apelando a la angustia personal por la cuarentena, lo que hacen es una provocación abierta a que una parte de la sociedad, atrapada por el cansancio, el miedo económico y la confusión, termine despreciando el destino sanitario de las personas mayores y de los grupos socioeconómicos vulnerables.

Trabajan para que la mayoría de la sociedad acepte que los adultos mayores y pobres se mueran por coronavirus. Esto es lo que ha sucedido en Suecia, Italia, España, que han dejado morir a las personas mayores contagiadas porque sus respectivos sistemas sanitarios han colapsado; o en Estados Unidos y en Brasil, donde el coronavirus se concentra en pobres e inmigrantes.

Existen datos objetivos, irrefutables, que muestran cuál es el saldo sanitario de la opción anticuarentena. El saldo es un desastre humanitario, fosas comunes, cementerios desbordados y, además, derrumbe económico.

La sociedad argentina posee una larga y rica historia de movilizaciones y resistencias sociales y políticas que no soportaría cantidades de contagiados y muertes como se anotan diariamente en Brasil, Chile, Perú, Italia, España, Gran Bretaña o Estados Unidos.

El objetivo político de los militantes anticuarentena es erosionar entonces la elevada aceptación social y política que hoy tiene el gobierno de Alberto Fernández. La campaña la lideran grupos conservadores porque les irrita que CFK y el kirchnerismo tengan un papel destacado en la alianza de gobierno.

O sea, la obsesión patológica con CFK y, fundamentalmente, lo que ella representa en términos de disputa histórica por el tipo de proyecto de país, no respeta ni el riesgo de vidas por la pandemia global.

Si se analiza la historia argentina, se descubre que los sectores reaccionarios no han respetado la vida, más bien son cultores de la muerte de los desvalidos, vulnerables y rebeldes: el combate a los gauchos, la matanza de comunidades indígenas en la Campaña del Desierto, la persecución y muerte de anarquistas y socialistas a principios del siglo pasado, el “Viva el cáncer” de Evita, el bombardeo a civiles en la Plaza de Mayo, los fusilamientos de José León Suárez, hasta la muerte y desaparición de miles de personas en la última dictadura militar.

¿Por qué sería diferente ahora con la pandemia del coronavirus?

Ahora bien, es evidente que la economía está sufriendo y mucho con la cuarentena. Pero no sólo sufre la economía argentina; la economía mundial ha colapsado.

Cada uno de los países en crisis está viendo cómo encontrar una “nueva normalidad” en el funcionamiento de la economía. También se la está buscando en Argentina. Mientras, el Estado tiene que mejorar en rapidez y eficacia la inmensa red de contención previsional, social y económica (empresas y trabajadores) que se diseñó para la emergencia.

Es una obviedad que la cuarentena tiene costos económicos, pero la apertura como la piden los anticuarentena también los tiene. La economía no se recuperaría si se terminara de un día al otro el aislamiento social preventivo y obligatorio en la región del AMBA. El aumento exponencial de contagios y el crecimiento geométrico de muertos siguientes paralizaría también a la economía.

Es necesario ir adaptando el funcionamiento del sistema económico a esta nueva realidad en los lugares de trabajo y en los medios de transporte.

Nadie se enamora de la cuarentena. Es una mentira más que se suma a la extensa lista de fake news del dispositivo mediático dominante. La estrategia argentina fue preparar el sistema de salud luego del desastre dejado por los gobiernos de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, para luego ir abriendo con prudencia en los lugares donde hay pocos o ningún caso y concentrando la atención en el Área Metropolitana porque es la zona de más riesgo.

Se sabe que la cuarentena no es la solución; es un paliativo. La solución es una vacuna o un tratamiento que baje radicalmente la mortalidad del coronavirus. Todavía no hay vacuna ni ese tipo de tratamiento médico.

Somos contemporáneos de un evento extraordinario, como es esta pandemia global. No es algo que se elige; es una crisis con la que se tiene que aprender a convivir, situación personal y emocional que no es fácil, pero que exige reafirmar que el camino en sociedad no es el individual del sálvese quien pueda, sino el colectivo de cuidarse para cuidarnos y de ser solidario con el otro.

EL VIRUS HA MATADO LAS CERTEZAS

EL VIRUS HA MATADO LAS CERTEZAS

Por Graciela Cousinet – Socióloga. Ex Decana de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo

https://www.losandes.com.ar/article/view?slug=el-virus-ha-matado-las-certezas-por-graciela-cousinet

Ya nada se puede analizar con conceptos del diecinueve, no el siglo sino el año.

Intentaré listar los temas que no pueden dejar de ser tenidos en cuenta a pesar de que las respuestas todavía no están disponibles.

Desde hace tiempo las mentes más abiertas vienen insistiendo que hay que escuchar a las ciencias duras, que no son infalibles pero que son más confiables que diversos gurúes que pululan por ahí y hasta gobiernan países.

Paradójico es que el capitalismo que nació con ella y la promovió, se encierre ahora en su burbuja de intereses corporativos y ganancias inmediatas.

¿Y qué nos advierte la ciencia?

Que esta no es una pandemia sino una era de pandemias. Pandemias provocadas en gran medida por nuestra tóxica relación con la naturaleza y diseminadas por la descontrolada globalización.

Por lo tanto, las naciones con vocación de dominación van a priorizar ciertas garantías que les permitan afrontarlas de la mejor manera posible.

Soberanía alimentaria, farmacéutica y sanitaria serán esenciales. Hay que tenerlo en cuenta para prever cómo impactará en nuestro país.

El tema del transporte, tanto de pasajeros como de cargas, será revaluado. Su papel en la crisis climática y en la propagación de virus es probable que haga que se utilice con mayor prudencia.

Teletrabajo, peatonalización de los centros urbanos, transporte público, exportaciones de bienes de alto valor agregado y tecnológicos, promoción de consumos locales, siguiendo las pautas del movimiento gastronómico Kilómetro Cero, entre tantas otras medidas.

Los puntos calientes de los contagios del coronavirus han sido las metrópolis altamente densificadas. Ya hay personas y familias que están pensando en mudarse a ciudades medianas o pequeñas. Internet nos permite estar conectados e informados prácticamente en todos lados, lo que disminuye ciertos atractivos de las grandes ciudades. Ya se está hablando de desurbanización y por supuesto también de desdensificación, hasta hace poco uno de los postulados de la mayoría de los urbanistas, más enamorados de la moda que de la calidad de vida de los habitantes.

Otro problema que las estadísticas han señalado claramente es que los más pobres se contagian y mueren más por el coronavirus. Hay un factor que está asociado: enfermedades previas. Ahora bien, ¿por qué los pobres tienen más enfermedades previas, aún en gente joven? Más allá de lo obvio: peor atención sanitaria, hay otro factor poco destacado: la malnutrición que provoca obesidad, diabetes e hipertensión. Contra lo que la sensibilidad social, alentada por los intereses de las grandes corporaciones de la industria alimenticia, supone, no es el hambre sino el consumo de comestibles ultraprocesados que por su accesibilidad precio e impacto publicitario son una parte fundamental de la dieta de estos sectores. Enfrentarnos a estos enormes intereses será imprescindible para garantizar nuestra salud.

Otro tema que el virus contribuyó a resaltar son los adultos mayores. ¿Qué hacemos con una población que en algunos países llega a una cuarta parte del total? Para algunos, si están jubilados son un gasto, si siguen trabajando impiden el acceso de los jóvenes al mercado laboral. Los adultos mayores no son un gasto son una inversión que la sociedad ya realizó y debe aprovechar. Hay que pensar qué papel tendrán porque la mayoría se encuentra en óptimas condiciones de seguir aportando al bien común.

Mientras tanto la crisis climática sigue acortando nuestros plazos, la presión demográfica en África, algunos países asiáticos y centroamericanos, agravada por las consecuencias catastróficas del calentamiento global se hará sentir cada vez más en Europa y Estados Unidos.

A pesar de este panorama casi apocalíptico, hay soluciones que dependen de la voluntad política mayoritaria.

El feminismo es una herramienta poderosísima. Educar a las mujeres es una de las inversiones que más resultados produce. Terminar con el patriarcalismo es cambiar nuestro modo de relación con la naturaleza.

Frente a la desigualdad social y la falta de empleo, la economía social si fuera subsidiada del modo en que se subsidia a las petroleras, podría ser una de varias alternativas.

Menos productivismo menos consumismo podría ser igual a más trabajo, menos pobreza y mejor calidad de vida.

Pensar que obtendremos resultados diferentes con las mismas recetas es la definición de la locura.

OBJETIVO INELUDIBLE: UNA MENDOZA SOSTENIBLE Y SUSTENTABLE

OBJETIVO INELUDIBLE: UNA MENDOZA SOSTENIBLE Y SUSTENTABLE

Esta nota del Diario Los Andes que agrego abajo encara un tema crucial para Mendoza: el uso del territorio mendocino.

Me ha parecido un buen aporte, por eso lo rescato, pero quiero agregar algo a este replanteo de nuestra ruralidad. Hay otro aspecto que se ha hecho evidente en el contexto de la pandemia del coronavirus: la aglomeración en ciudades de manera no sostenible ni sustentable, como sucede en las villas de la CABA. No voy a entrar en la descripción de esos ambientes, porque los hemos visto hasta el cansancio por estos días, pero es claro que la vida en ellas no responde a los parámetros de calidad mínimos para una existencia razonablemente plena.

No voy a entrar en temas técnicos sobre los que no tengo formación, pero está claro que Mendoza no ha desarrollado un proyecto político (ni este Gobierno, ni sus predecesores) que tienda a mejorar la sostenibilidad ni la sustentabilidad de sus urbes.

La Fundación OXFAM Intermón, en su blog https://blog.oxfamintermon.org/cuales-son-las-caracteristicas-de-una-ciudad-sostenible/, dice: “Una ciudad sostenible es aquella que ofrece calidad de vida a sus habitantes sin poner en riesgo los recursos, ya que vela también por el bienestar de la humanidad futura y procura la justicia social.”

Más adelante: “Lo sostenible es lo que se abastece a sí mismo y garantiza su continuidad en el tiempo. En este caso, se refiere a la capacidad de las ciudades para desarrollarse bajo criterios ecológicos y de igualdad social.”

Es una nota que vale la pena leer para tener una mejor comprensión no solo de la ruralidad, sino también de lo que necesitamos requerir a nuestra sociedad, y a quienes aspiren a su conducción política.

El Gran Mendoza no da para mucho más, y si observamos el modo en que ha crecido, lo podemos comprobar sin mayor dificultad. Es cierto que, si se concretaran algunos temas pendientes, algunos poco probables: sistema de transporte colectivo, una avenida de circunvalación, red de agua potable y cloacas, etc., esto podría mejorar, pero ya –a mi criterio- es tarde para reparaciones, hace falta algo más integral y perdurable.

Repito lo que he dicho varias veces: no hemos tenido Gobiernos con proyectos políticos que merezcan ese nombre. Pongo como ejemplo el viaducto sobre Vicente Zapata: más allá de que permite superar mejor el nudo vial en la circulación Norte Sur y viceversa, solo ha servido para aumentar la cantidad de vehículos que entran a la ciudad. Podría citar otros de Gobiernos diversos, pero es suficiente para demostrar lo que afirmo.

Se ha hecho un avance cualitativamente muy importante, que es la Ley de Ordenamiento Territorial, sancionada en el 2017, después de ocho años de trabajo colaborativo muy destacable.

Hay Municipios que han elaborado –o están elaborando- sus propios planes de Ordenamiento Territorial, pero no es lo mismo que un proyecto político de un Gobierno, ya sea para ejecutarlo o como propuesta electoral.

En general, se trabaja en estos Planes de OT con seriedad, se termina desarrollando una propuesta local de OT, se la presenta en un acto público, pero de ahí de que el Municipio ajuste todas sus acciones a esa propuesta, hay una larga distancia.

Está claro que planificar es más fácil que llevar a la práctica, pero también que se sigue gobernando sin un plan de envergadura. O sea que no se llega al Gobierno por presentar la mejor propuesta política y social.

Por lo tanto, la sociedad debería plantearse que, si no cambia su actitud y criterio, informándose bien y con la objetividad posible –nada fácil en esta Argentina de medios direccionados y bandas sectarias de trolls-  para decidir qué es lo mejor para nosotros/as y la sociedad en su conjunto, estos problemas de sustentabilidad y sostenibilidad no terminarán, por el contrario, se agudizarán.

Por lo menos miremos nuestra realidad cercana: si tenemos problemas con el agua y/o las cloacas, si el acceso a nuestras casas es muy difícil, si no tenemos caleros automáticos accesibles, si no hay conectividad, o es muy mala, si no tenemos acceso a viviendas dignas y económicamente accesibles, o si falta –o es deficiente- cualquier otro servicio o elemento de la infraestructura que tenga que ver con una “ciudad sostenible” en una Provincia sustentable, anotémoslo, y hagámoslo conocer a los espacios políticos para que digan cómo solucionarían esas carencias si llegan al Gobierno.

Si no lo hacemos, nos seguirán diciendo algunas frases vacías, más o menos llamativas, y seguirán haciendo lo mismo que han venido haciendo los Gobiernos hasta ahora: poco, y sin un plan maestro que sea parte de una estrategia de desarrollo que se mantenga en décadas.

SI NO LO HACEMOS, SIGAMOS HACIENDO POLÍTICA EN LAS REDES, Y PAVADAS EN TIK TOK, PERO NO NOS QUEJEMOS DE LOS POLÍTICOS: SON COMO SON PORQUE LA SOCIEDAD NI GENERA POLÍTICOS MEJORES, NI ACTÚA PARA QUE LA REALIDAD SEA DISTINTA Y MEJOR.

De la ciudad “respirable” a la ruralidad sustentable

Desde la urbe siempre vimos al desierto y al oasis del que formamos parte como espacios “proveedores” de alimentos o petróleo.

Por Eduardo A. Sosa – Licenciado en Gestión Ambiental

https://www.losandes.com.ar/article/view?slug=de-la-ciudad-respirable-a-la-ruralidad-sustentable-por-eduardo-a-sosa

Quiero efectuar un pequeño aporte a la nota del arquitecto Diego Kotlik de fecha 11 de mayo del corriente, que tan bien expone lo que debería ser Mendoza en el ordenamiento de su territorio una vez que esta pandemia pase o sus efectos se reduzcan.

Si bien es cierto que una enorme mayoría de la población mendocina vive en urbes, hay un extenso espacio rural que espera medidas urgentes de organización para poder subsistir frente al avance de lo urbano, el acelerado cambio de uso del suelo rural-agrícola, las recurrentes crisis económicas de la producción agropecuaria y el avance sobre el piedemonte, solo por nombrar algunas causas de los desequilibrios territoriales.

El futuro de Mendoza no solo está en el adecuado diseño de sus ciudades sino también en la preservación complementaria de la ruralidad, de un buen vivir que debe incorporar la modernización y los progresos que son comunes en las urbes, pero también la reconversión hacia cultivos más ecológicos y orientados a la búsqueda de nuevos mercados, el desarrollo de emprendimientos de alto valor agregado, la creación de pymes ligadas a nuevos gustos del consumidor como el cultivo y comercialización de verduras y frutas orgánicas, la promoción de las energías renovables y de la eco-eficiencia, el cuidado de los valores de la ruralidad que son muy codiciados cuando uno vive en las ciudades y desea retener parte de esa mística del campo, el fomento del turismo ecológico y rural ligados a la belleza y la cultura del oasis, el apoyo a cultivos y ferias locales y tantas otras iniciativas de desarrollo que pueden intentarse.

Esta nueva ruralidad también va de la mano de infraestructura y equipamiento que debe proveer el Estado en función ya no de los intereses políticos o las urgencias, sino en la planificación territorial participativa y en alianzas con sectores de la economía que se benefician con las mismas.

Esto también incluye una nueva mirada de las tierras áridas, vistas como desiertos por la mayoría pero que posee una extraordinaria diversidad biológica e incontables bellezas para proteger y utilizar racionalmente.

Desde la urbe siempre vimos al desierto y al oasis del que formamos parte como espacios “proveedores” no solo de alimentos sino de maderas, petróleo o materiales para nuestras viviendas, pero nunca los integramos a nuestro vivir cotidiano como comunidad.

Pienso que es hora de revalorizar la ruralidad y ordenarla convenientemente para que los miles de mendocinos que viven en ella puedan permanecer allí y proyectarse en un futuro que no implique abandonar sus tierras, sus sueños y pasar a convertirse en la masa de refugiados económicos y ambientales que pueblan las periferias de nuestros aglomerados urbanos.

Si el gobierno provincial se activa y desarrolla todos los planes y actividades que prevé la ley de ordenamiento territorial y el Plan Provincial de Ordenamiento Territorial que duerme desde su aprobación en 2017, este futuro será posible.

Es extraño el amor

Es extraño el amor

Es extraño el amor

A veces es un lento sueño, de dedos pesados

como la niebla

Otras un grito insonoro, de bordes azules

O un recuerdo cruel de años felices,

como una venda sobre los ojos ansiosos.

O unas huellas que se alejan por la arena

de la playa, hacia el mar

¿Es todo eso, o son los sueños del amor?

¿Es todo eso, o son los disfraces del amor?

No son los sueños, ni los recuerdos…

Es solo el instante en que los ojos se encuentran,

camino del alma.

Es la música de adentro, coro misterioso,

armonía perfecta

Es estar en un mundo de dos,

en el que nada falta ni nada sobra

Es la felicidad suprema

Es lo que nos pasa a los dos.

Adolfo Ariza

QUE NO VOLVAMOS A ESA NORMALIDAD INJUSTA, DEPENDE DE NOSOTROS, LA GENTE

QUE NO VOLVAMOS A ESA NORMALIDAD INJUSTA, DEPENDE DE NOSOTROS, LA GENTE

Sin mucha originalidad, he elaborado varias entradas sobe el coronavirus y el difícilmente predecible mundo posterior.

Algunas tienen que ver con que América Latina tiene mucho que decir en función de una propuesta que avance hacia un mundo mejor y más justo para no volver a esa “normalidad” inicua, insostenible e insustentable con la que llegamos a la pandemia.

Un ejemplo: la organización caritativa británica Oxfam afirmó que 82% del dinero que se generó en el mundo en 2017 fue al 1% más rico de la población global. Estos porcentajes han recibido críticas, pero sean 8, 42 o 61 las personas que tienen la misma cantidad de dinero que la mitad del mundo, esto sigue siendo una desigualdad enorme alrededor del mundo.

También podríamos hablar de la devastación del medio ambiente o de cualquiera de los temas que afligen a la humanidad, los que evidentemente van a empeorar con la pandemia.

Por eso, empecé a publicar entradas que tengan que ver con el “populismo latinoamericano”, y quiero establecer un hilo cronológico con las que avanzan en este sentido:

  • LA ECONOMÍA PARA FRANCISCO
  • DESPUÉS DE LA PANDEMIA – Humberto Podetti
  • EL MUNDO DESPUÉS DEL CORONAVIRUS
  • EL PROYECTO PERONISTA VALE PARA AMÉRICA LATINA PARA DESPUÉS DEL CORONAVIRUS
  • OTRO APORTE PARA SEGUIR PENSANDO EL MUNDO Y ARGENTINA

En esa búsqueda encontré una entrevista que hizo Eduardo Febbro a Walden Bello en Página 12 (https://www.pagina12.com.ar/264898-el-impulso-es-hacia-un-sistema-postcapitalista)

Walden Bello es autor de “Desglobalización: ideas para una nueva economía mundial”, plantea alternativas, desde la izquierda, porque cree que hay una coyuntura de cambio de esa “normalidad” que critica por lo que habla de “las posibilidades que se ofrecen sin por ello esconder los límites de una transformación que, asegura, depende de la acción de las fuerzas progresistas y de la reconfiguración del Sur como actor renovado.”

Sus planteos son concurrentes con el sentido de lo que hemos compartido en el hilo que pongo arriba.

Analiza: “Creo que las posibilidades que ofrece el momento, la coyuntura, son el resultado de dos cosas: la crisis objetiva del sistema y la fuerza subjetiva que puede actuar sobre esta crisis. Mi sensación es que la crisis financiera mundial de 2008 fue una profunda crisis del capitalismo, pero el elemento subjetivo aún no había alcanzado una masa crítica. Debido al crecimiento impulsado por los gastos del consumidor y financiado con deuda, la crisis sorprendió a la gente, pero no creo que se hayan alejado tanto del sistema. Hoy es diferente. El nivel de descontento y alienación con el neoliberalismo es muy alto en el Norte global debido a la incapacidad de las élites arraigadas para enfrentar el declive, mejorar los niveles de vida y tratar la desigualdad vertiginosa en los años que siguieron a la crisis financiera. En el Sur global la crisis de legitimidad ya había afectado al neoliberalismo y la globalización y sus instituciones clave, como la Unión Europea, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio, incluso antes de la crisis de 2008. La pandemia del covid-19 surgió a través de un sistema económico global ya desestabilizado que sufría una profunda crisis de legitimidad. La gente tenía la sensación de que las cosas estaban realmente de fuera de control. La ira, la frustración y la sensación de que las elites y los poderes gobernantes perdieron el control, y que el sistema se fue al diablo está muy extendida hoy, en contraste con las secuelas inmediatas de la crisis de 2008. Es este torbellino, es precisamente este elemento subjetivo el que debe ser aprovechado por las fuerzas políticas. El sistema global, por supuesto, intentará recuperar la “vieja normalidad”, como lo demuestra la infame teleconferencia de Goldman Sachs, cuyos participantes acordaron que no hubo una crisis sistémica inducida por covid-19 y que lo importante es garantizar una vuelta prolija al orden anterior al covid-19. Pero no hay que obligar al genio a que vuelva a la botella. Simplemente hay demasiada ira, demasiado resentimiento, demasiada inseguridad que se han desatado, y solo la izquierda y la extrema derecha están en condiciones de aprovechar esta tormenta subjetiva. Entonces, sí, el impulso es hacia un sistema post-capitalista o, en cualquier caso, post-neoliberal, y la pregunta clave es ¿quién será capaz de aprovechar toda esa ira desatada y dirigirla?”

Me pareció una excelente reseña de la evolución de la crisis y de la dura e insostenible realidad actual.

Febbro le plantea:

“-El fracaso de la democracia liberal para mejorar la vida de las personas y la igualdad ha llevado a la aparición de movimientos populistas en todo el mundo. En cierto sentido, la extrema derecha secuestró la desglobalización. Esta crisis ha expuesto como nunca antes la gran fractura del mundo. ¿El escenario posterior al virus puede ser una oportunidad mucho mejor para que la extrema derecha llegue al poder?”

Esta es la respuesta de Bello:

“-Desafortunadamente, es la extrema derecha la que está mejor posicionada para aprovechar el descontento global porque, incluso antes de Covid-19, los partidos de extrema derecha ya eran elementos claves de las posiciones y programas anti neoliberales promovidas por la izquierda independiente. Por ejemplo, la crítica de la globalización, la expansión del “estado de bienestar” y una mayor intervención estatal en la economía. Lo que hizo la extrema derecha fue plantearlos como un paradigma propio. En Europa, los partidos de derecha radical abandonaron parte de los viejos programas neoliberales que abogaban por una mayor liberalización y menos impuestos que habían apoyado y se pusieron a decir que estaban a favor del Estado de bienestar y de una mayor protección de la economía nacional ante los compromisos internacionales. Pero claro, sólo en beneficio de las personas con el “color de piel correcto”, la “cultura correcta”, la población étnica “correcta”, la “religión correcta”. Esencialmente, es la vieja fórmula “nacional socialista” inclusiva de clase, pero racial y culturalmente excluyente. La extrema derecha oportunista está, desafortunadamente, por delante de la izquierda en este momento. El amplio movimiento progresivo tendrá que moverse más rápido y asegurarse de que los socialdemócratas desacreditados en Europa y los demócratas de Obama y Biden en los Estados Unidos no vuelvan a canalizar la política hacia un nuevo compromiso con un neoliberalismo moribundo. Si esto sucede, entonces esa escena escalofriante que aparece en la película Cabaret, donde la gente común que apoya a los nazis canta “El futuro nos pertenece”, casi con seguridad se hará realidad.”

Hice la cita anterior porque se puede aplicar con bastante justeza a Argentina, y lo vemos desde que el macrismo perdió las elecciones. A pesar de que la mayoría de los argentinos y argentinas apoya al Gobierno peronista que asumió en diciembre (aunque parece que hubiera pasado una década de eso), esa minoría lo ataca permanentemente para desgastarlo, apoyada por los medios de comunicación dominantes y de los equipos de trolls remanentes de la gestión macrista.

La nota es larga, por eso no la incluí entera, pero recomiendo leerla completa. Solo seleccionaré algunos párrafos que me parecen útiles en el sentido que expliqué al comienzo.

Otra pregunta:

“–Usted acuñó la palabra desglobalización en su libro, “Desglobalización: Ideas para una nueva economía mundial”. ¿Siente en este momento que las condiciones son mejores para hacer realidad esa desglobalización teorizada en el libro?

—Sí, por ejemplo, la locura de las cadenas de suministro mundiales demostró que era completamente inoperante durante la crisis del coronavirus. Debido a los cálculos neoliberales basados en la reducción del costo unitario de producción, las élites corporativas, con el consentimiento de sus gobiernos, transfirieron gran parte de sus instalaciones industriales a China, de modo que cuando la producción china se detuvo durante la crisis de covid-19, muchos países carecían de componentes industriales claves y descubrieron que incluso producir máscaras y otros equipos de protección del personal era algo de lo que ya no eran capaces. Al mismo tiempo, la interrupción inducida por covid-19 de la cadena de suministro agrícola mundial amenaza con una hambruna generalizada. En varios países del Norte global y del Sur global se ha permitido que sus sectores agrícolas locales se marchiten. Entre el 30 y el 50 por ciento de los alimentos que se consumen en China, el sudeste asiático y América Latina ahora no se producen localmente, sino que son suministrados por cadenas de suministro agroalimentarias mundiales y regionales. Creo que habrá un movimiento hacia una mayor autosuficiencia en la producción industrial y agrícola. La pregunta es si tales estrategias serán desarrolladas por regímenes de derecha o gobiernos progresistas.”

Finalmente:

“-De los quince pilares incluidos en su concepto de desglobalización, ¿cuáles cree que son más urgentes de ahora en adelante?

-Creo que lo más urgente es la reorientación de la producción hacia el mercado interno y desvincular la producción local de las cadenas de suministro mundiales a través de una política comercial progresiva, una política industrial agresiva y una política agrícola que promueva la autosuficiencia alimentaria y la soberanía alimentaria. Nuevamente, es importante que tales políticas sean emprendidas por progresistas y no por nacionalistas de derecha que las utilizarán principalmente para servir a los intereses del grupo étnico y cultural dominante contra las minorías y los migrantes.”

Es muy importante que comprendamos todo lo que planteamos en este hilo porque no podemos dejarlo en manos de los que lideran la política, las organizaciones, y todos los sectores de la sociedad, porque hace falta que los pueblos se hagan cargo de esta situación crucial de la humanidad y del país.

Muchos/as de los dirigentes tienen que ver con esa “normalidad” inviable, y solo cambiará la dirección de las políticas cuando la sociedad asuma la necesidad de esas transformaciones y presione para que esos dirigentes (y otros/as, mejor) las hagan realidad.

INFORMÉMONOS, COMPRENDAMOS, HABLEMOS ENTRE NOSOTROS/AS, ORGANICÉMONOS, UNÁMONOS. NO PERDAMOS LA OPORTUNIDAD, NO SABEMOS SI HABRÁ OTRA.SOBRE TANTO DOLOR Y MUERTE CONSTRUYAMOS UN MUNDO MEJOR.