En la búsqueda de presentar opciones que sirvan para avanzar hacia un mundo mejor, encontré una larga nota en la Revista NUEVA SOCIEDAD, citada por mi amigo Ricardo Campero en un posteo en Facebook.

La socialdemocracia “es una tendencia política que surgió en Europa en la segunda mitad del siglo XIX, como una ideología política de izquierdas de carácter europeísta que promueve un socialismo democrático y reformista. Es una versión socialista peculiar de países altamente desarrollados.” (Wikipedia)

En qué medida nuestras sociedades latinoamericanas podrían hacer propio este movimiento daría para discusiones bizantinas, pero es evidente que ese modelo socialista contiene propuestas y medidas mucho mejores que las que ha instalado el neo liberalismo, tal como hemos sufrido en Argentina, y en otros países de América Latina.

Solo voy a incluir los párrafos finales, pero a quienes les interese conocer mejor esta corriente política podrán leerla en forma completa en el link que incluyo en la entrada.

Que les sea útil.

Apuntes para un nuevo tiempo

Marc Saxer

https://nuso.org/articulo/saxer-futuro-socialismo-capitalismo-estado-neoliberalismo-socialdemocracia/?fbclid=IwAR1lF_4TV0VR208oPpdkjJAznHosiLk7qbJPTTyhUZbqYsChIHEko17gnD8

La socialdemocracia puede salvarnos de la crisis

La crisis global ha creado conciencia de cuán vulnerables nos ha hecho la hiperglobalización. En un mundo globalmente interconectado, las pandemias se propagan velozmente a través de las fronteras. Las cadenas de suministro mundiales se cortan con demasiada facilidad. Los mercados financieros son vulnerables a las crisis. Los populistas de derecha quieren cerrar las fronteras y aislarse del mundo. Pero esa es la respuesta incorrecta a los desafíos globales de epidemias, guerras, migraciones masivas, comercio y cambio climático. Más bien, nuestro objetivo debería ser combatir las causas de estas crisis. Para hacer esto, la economía global debe tener una base más resistente.

A raíz de la coronacrisis, las cadenas de suministro mundiales ya se están reorganizando. Las cadenas de suministro más cortas, por ejemplo, con fábricas estadounidenses en México y europeas en Europa del Este, crean más estabilidad. Europa debe volver a ser tecnológicamente soberana. Para hacer esto, tenemos que trabajar mucho más estrechamente en investigación y desarrollo. El sistema financiero global, que se mantiene unido, pero con una enorme fragilidad, necesita con urgencia un nuevo orden. Hace más de una década que los bancos centrales no logran controlar las tendencias deflacionarias con políticas puramente monetarias. Los gobiernos con políticas fiscales expansivas están esquivando la crisis. De esto se colige, en términos políticos, que, para hacer cumplir la lógica fundacional del parlamentarismo, no debe haber impuestos sin representación. Los sistemas financieros deben volver a ponerse bajo control democrático.

Los conflictos surgen de la interdependencia excesiva. Estos conflictos deben ser amortiguados por normas internacionales y por la cooperación multilateral. El manejo competente de crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) demuestra la efectividad de la cooperación multilateral para combatir la pandemia. Sin embargo, a diferencia de la crisis financiera de 2008, esta vez no hay una respuesta coordinada de las 20 economías más grandes. La rivalidad geopolítica de las grandes potencias, por un lado, y la apelación del populismo de derecha al aislamiento, por el otro, se interponen en el camino de una mayor cooperación internacional. Los elementos existentes de la gobernanza multilateral deben fortalecerse con contribuciones concretas. Esto puede comenzar por una mejor financiación de la OMS y continuar con una reunión del G-20 para coordinar el manejo de la crisis económica. Aquí, la alianza de los multilateralistas puede demostrar su valor añadido.

La crisis ha dejado claro a la ciudadanía que las cosas no pueden continuar como antes. Nunca ha sido mayor el deseo de una reorganización fundamental de nuestra economía y nuestra vida en común. Al mismo tiempo, se deben evitar los peligros existenciales sin restringir desproporcionadamente la democracia y la libertad. ¿Qué fuerza política puede negociar las necesarias soluciones de compromiso? La politóloga estadounidense Sheri Berman tiene una esperanza inquietante: «¿puede la socialdemocracia salvar al mundo nuevamente?». Pongamos manos a la obra.

Fuente: IPG

Traducción: Carlos Díaz Rocca