Leer :. Introducción a la Categoría de novelas y cuentos comentados: Literatura comentada.:

Soy lector casi antes que nada, y hay un criterio que siempre sostuve: si una novela (el cuento es otra historia) en las diez primeras páginas no nos despierta interés por seguir leyendo, por saber cómo se va resolver el conflicto, por conocer mejor a un personaje, mejor dejar su lectura, por lo menos por un tiempo.

Me enganché con Catedrales desde la dedicatoria y el epígrafe, que marcan el sentido ideológico del texto: el rechazo de las religiones. No estoy tan seguro de si también de la fe. Uno de los dos personajes centrales, Alberto, el padre de la familia en la que se mueve la novela (el otro es Carmen, su hija mayor), en el final, se plantea si la fe tiene validez o no.

Piñeiro tiene oficio de escritora, y construye una buena novela con Catedrales. Vale la pena leerla. Incluso, cuando la cerramos, después de terminarla, nos quedamos con preguntas no sobre la resolución narrativa del conflicto, sino cómo seguiría la historia y sus personajes, que siguen presentes en nosotros.

Está claro que tengo mucho cuidado de no contar la novela. Si una novela no me gusta, no la comentaré, pero, si me gusta, lo haré para colaborar con los que la quieran leer. Comentaré, trataré de destacar aspectos que sirvan para enriquecer la lectura; si conozco algún dato interesante, lo mencionaré, no mucho más que eso.

Soy Licenciado en Literatura, y esa formación debería ayudarme a conseguir estos propósitos.

Aclarado esto, paso de la propuesta ideológica que recorre toda la obra a los personajes de la novela: no todos tienen el mismo interés, sobre todo cuando lo ideológico se impone y alguno se esquematiza, pero Ana, Lía y Carmen, las hijas, (de menor a mayor), Julián, el marido de Carmen, Alberto, el padre, y Mateo, el hijo de Carmen, o sea, la familia, son el eje narrativo de la novela. Se agregan Marcela, la mejor amiga de Ana, y Elmer, un criminalista que investiga la muerte sobre la que se centran la narración y el conflicto, completan la lista de personajes, dándole nombre a los capítulos de la novela.

Esta forma de narrar, en la que cada personaje va relatando parte de la historia, desde su rol y perspectiva, en la que se entrecruzan los hechos, a veces superponiéndose, pero reconstruyendo lo que había estado treinta años sin aclararse, es interesante, y permite visualizar, además, la complejidad psicológica, central en la novela de Piñeiro, que aparece entrelazada con la historia.

Me puse a pensar en el subgénero de esta novela, más por defecto profesional que por necesidad. Les comparto las conclusiones: a veces, como en muchas novelas policiales, el género es claro, más allá de algunos matices. No es el caso de Catedrales,veamos, por ejemplo, el uso de epígrafes. Antes de comenzar la novela, nos encontramos con tres, y cada capítulo tiene el suyo. Son indicaciones del autor, para contextualizar nuestra lectura y el sentido que le daremos a la narración.

También tiene elementos de la novela policíaca (una muerte, detective), pero me voy a inclinar por caracterizarla como thriller psicológico, porque existe suspenso hasta casi el final, aunque no sea al modo de las novelas de crímenes, porque lo que ha determinado la narración ha sucedido y sucede en la mente de los personajes. Estos son los que narran en primera persona los capítulos que llevan sus nombres. Sus pasados, sus creencias (o no creencias), sus miedos, sus fobias, son las que van armando la historia.

Por supuesto, están los hechos, la descripción del espacio donde ellos ocurren, las circunstancias en que sucedieron, pero todo eso navega en los ríos de la mente de los personajes, ríos que confluyen en el desenlace, que no es abierto en sí, pero que nos deja pensando en cómo seguirán las vidas de los sobrevivientes.

Finalmente, algo que me llamó la atención: hay personajes centrales que no logran resolver válidamente los conflictos psicológicos, y esto los lleva cometer acciones erróneas, aun terribles. La muerte de Ana (una pregunta queda bailando en mi cabeza: ¿no fue un crimen?) y los hechos que le siguieron es un ejemplo. No he leído todas las novelas de Piñeiro, salvo Las viudas de los jueves, y sucede algo semejante: un accidente (mejor, suicidio) de tres hombres que no pueden resolver sus vidas en la crisis de fines de los 90’ y principios del siglo XXI. También es común en ambas algún grado de truculencia, sobre todo en Catedrales, pero insisto, es una buena novela, el planteo ideológico es válido, y agrega peso al conflicto.

Espero que la lean, y que agreguen comentarios y opiniones en el blog, así enriquecemos esta opinión entre todos.

Un abrazo