SE DEROGÓ LA 9209, TRIUNFO ÉPICO, PERO MENDOZA NECESITA MÁS

by | Dic 31, 2019 | Temas políticos | 0 comments

 

El desenlace del intento de derogación de la Ley 7722 deja elementos para analizar como:

La falta de comprensión del sistema político en general de los procesos que se dan en sus pueblos, lo que los hace correr a la realidad de atrás, y les genera desgaste, pérdida de credibilidad e ineficacia. Chile es un ejemplo enorme de esta situación, y podrían buscarse otros.

El fracaso de los Gobiernos de Mendoza en proponer, desde una concepción política, un proyecto integral para nuestra Provincia que permita un desarrollo integral, sostenible y sustentable. El Pilo Bordón con su Libro Verde fue el único intento de gobernar con un plan previo, más allá de su ejecución, pero no generó estrategias de largo plazo.

Lo del agua es una consecuencia de esto: Mendoza no ha tenido un proyecto integral, con una visión a largo plazo que, a partir de una prospectiva científicamente desarrollada, solucionara los problemas que hoy estamos viviendo. Si llevamos diez años de crisis hídrica, es evidente que podríamos hoy impedir que se mueran las cabras en Huanacache, y otros graves problemas que nos afectan.

Además, hay ejemplos de buenas prácticas políticas en el exterior y en Argentina, pero hay que entender cómo se hace política en serio, que no es lo que pasa en nuestro país.

Ahora tenemos una oportunidad de empezar un proceso virtuoso, pero debe de ser asumido por todos/as nosotros/as, desde las actitudes individuales de cuidar el agua o no arrojar envases plásticos a las acequias, hasta la de presionar para que haya propuestas integrales y permanentes.

No podemos aceptar que nos digan que el 80% de la red de agua potable no está en buenas condiciones, y que nos tienen que aumentar su costo, cuando este Gobierno es continuidad de otro que ha estado cuatro años a cargo de la gestión de la Provincia.

Tenemos que exigir a los futuros candidatos a gobernarnos que nos presenten un plan sobre este y otros temas cruciales, y votarlos, o no, por ese plan.

Tengamos la misma convicción y fuerza que tuvimos para defender el agua para asumir que los que otorgamos el poder a los poderes políticos somos nosotros, y que vamos a ser inflexibles en defender nuestros intereses y nuestro hábitat.

La minería es un tema que entró abruptamente en la agenda de los mendocinos, aunque sea muy antiguo. He leído y escuchado mucho en estos días sobre ella, incluso ya he dado una opinión personal. Me mandaron el link de una nota sobre la minería que me pareció un aporte para salir de este planteo binario que no soluciona nuestros problemas reales, como el de la escasez de agua, o la necesidad de diversificar la economía de Mendoza.

Este análisis me resultó útil para la comprensión del tema minero. Espero que a ustedes también.

¿Puede ser la minería una actividad sustentable?, por Enrique Martínez

El referente del Instituto para la Producción Popular reflexiona (y polemiza) sobre la minería, a partir del conflicto reciente en Mendoza. “Es necesario salir de los planteos binarios, que juegan a blanco o negro”, asegura.

Por Enrique M. Martínez | Instituto para la Producción Popular

http://www.agenciapacourondo.com.ar/debates/puede-ser-la-mineria-una-actividad-sustentable-por-enrique-martinez

La discusión sobre la mega minería en Mendoza, que replica los conflictos en otras provincias argentinas, invita a la reflexión conceptual profunda. El tema es muy importante y además es necesario salir de los planteos binarios, que juegan a blanco o negro y terminan siendo cruces de caminos muchas veces falsos o mal definidos.

Empecemos por alguna punta.

La minería es una actividad económica antiquísima, que extrae elementos que se han incorporado a la vida cotidiana de los pueblos desde hace milenios.

A medida que se fue conociendo mejor los procesos de separación y de purificación se fueron acotando los daños ambientales, que formaron parte de la historia de la humanidad, que no evaluó como debía estas facetas hasta hace algo menos de un siglo. La minería del plomo en Jujuy, con efectos que se extienden hasta los suburbios más pobres del conurbano, que recuperan plomo de baterías, es tal vez el caso más dramático en nuestra historia. Por supuesto, a escala mundial se pueden escribir enciclopedias completas, con casos vinculados al petróleo o a minerales sólidos; a emprendimientos grandes o muy pequeños.

Hoy, como en casi todo otro plano, hegemoniza el escenario el gran capital. Ellos plantean proyectos para la periferia que agotan las minas en 25/30 años máximo y que exportan material sin purificar, trasladando el agregado de valor importante a sus casas matrices. Es sabido que exportamos concentrado de cobre e importamos casi todo producto hecho con cobre refinado. Lo mismo pasa con buena parte del aluminio; con todas las tierras raras; con el litio.

Nos dicen que las plantas pequeñas no son económicamente viables. Es falso de toda falsedad. Investigadores de la Universidad de Chile han mostrado que se puede preparar proyectos rentables de oro, cobre y plata con inversiones desde un millón de dólares y que se puede integrar hacia adelante para producir desde 100 toneladas, de cobre fino por año, con inversiones alrededor de 100.000 dólares.

Nos dicen que es inexorable generar algún efecto ambiental a tolerar. También es falso de toda falsedad. La pequeña minería de oro, con toda la avaricia simbólica asociada, ha sido ejemplo límite de los riesgos que los humildes están dispuestos a correr, ya que muchos años se usó mercurio para hacer una amalgama con oro que lo extrae del resto de los minerales, pero con un efecto contaminante aterrador sobre las personas y el medio.

Hay un documento de Naciones Unidas para el desarrollo, de 1997, que analiza este caso límite y recomienda seguir el ejemplo de Venezuela de aquellos años, que compraba a los mineros el concentrado primario y utilizaba luego mercurio en un Centro de Procesamiento con todas protecciones ambientales necesarias, sin contaminar personas ni el medio. Naciones Unidas es enfática señalando que ese es el camino.

El gran capital resolvió la cuestión. Admitió que se prohibiera el uso de mercurio y se lo reemplazó por un proceso con cianuro y ácido sulfúrico que en principio solo es accesible a las grandes explotaciones. Como en otros casos, se puso al chico adelante, para llevarse todo el pastel.

Hoy, sin embargo, ya hay procesos de uso de bacterias que evitan totalmente el uso de cianuro y reducen el uso de sulfúrico a cantidades enteramente controlables. La gran industria no se da por enterada, en parte por costos y en parte porque eso rehabilitaría la entrada de capitales modestos.

Se dice que la minería usa el agua que se necesita para otros destinos. Eso es solo parcialmente cierto.

Es correcto decir que una mina grande usa agua equivalente solo al riego de unas 100 ha. y además éste último puede mejorar mucho su eficiencia eliminando el riego por manto y yendo hacia el riego por goteo, que es infinitamente más sensato.

Ahora bien, en las cantidades el reclamo puede ser alarmista. Pero está claro que si el agua que fluye fuera de la mina tiene ácidos o compuestos dañinos para cultivos o personas, no importa el volumen, se contamina todo. De modo que el reclamo de evitar la contaminación es absolutamente pertinente.

¿Existe la forma? Si, rotundamente. ¿Se puede controlar que no se violen los procedimientos? Por supuesto, debe participar la comunidad en cada paso necesario.

Un comentario final. ¿Y si la minería fuera la forma de sacarnos de encima buena parte de la deuda externa, no deberíamos apelar a las empresas más grandes y resolver el problema, aunque queden algunos daños detrás? Es otro razonamiento falso. Si dimensionamos las explotaciones a escala mediana no contaminante; se plantea la integración hacia adelante, con producción de bienes finales; se hace la cuenta del efecto sobre la balanza de pagos, probablemente allí descubriremos que el valor de las exportaciones de concentrado no es mayor que el valor de los bienes finales que dejamos de importar. Con el agregado que el nivel de ocupación podría multiplicarse hasta por 10; los saberes regionales se incrementarían enormemente; podríamos pensar en exportar bienes finales cuya materia prima tenemos en el país; la dependencia del capital extranjero se reduciría.

En fin, seríamos un país independiente, próspero y vivible.

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ADOLFO ARIZA

ADOLFO ARIZA

Autor del Blog

La actualidad de Argentina y el Mundo, Noticias vistas desde Mendoza por el Profesor Adolfo Ariza. Realidad, Información y Medios de Prensa en notas con una mirada local y abierta.

Profesor y Licenciado en Literatura. Coordinador Área de Vinculación – Secretaría Desarrollo Institucional – UNCuyo entre 2008 y 2014 (Desarrollo Emprendedor). Responsable de Kusca Gestión Colaborativa para Empresas.

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