Esta nota es el origen:

La combinación de un neoconservadorismo moralizante y autoritario con la apología del libre mercado

El neoliberalismo del siglo XXI

https://www.pagina12.com.ar/330127-el-neoliberalismo-del-siglo-xxi

21 de marzo de 2021

Por Juan Carlos Aguiló

Como verán, esta nota ya tiene unos días. La guardé, después me fui unos días de vacaciones con mi familia, y ahora, en la búsqueda de retomar la actividad en mis blogs, la retomo porque me pareció que incluso tiene mayor relevancia que antes por la evolución de la pandemia, en Argentina y en el mundo.

Además, lo hago en una situación de mucha tristeza por la muerte por COVID de Lilian Montes. Ella me acompañó como preceptora en mi curso de 1º 2ª del Colegio Universitario Central, donde dictaba Latín. En esa época cursaba la carrera de Literatura en la F.F. y Letras de la UNCuyo. Se recibió, fue Profesora, Vice y Directora de la Escuela. Tenía 61 años y fue un golpe fuerte para mí.

¿Tiene algo que ver con lo que plantea tan bien Juan Carlos Aguiló (hemos compartido actividades en la UNCuyo)?

En un sentido sí, y voy a citar los párrafos finales de la nota que incorporo a mi entrada:

“La profecía autocumplida de los que alentaron los períodos de desfinanciamiento, desinversión y deslegitimación y, cuando ocupan el gobierno, acuden a las consultoras privadas para solucionar problemas de “gerenciamiento” y escasa “resiliencia” de las/os servidores públicos.

Es crucial confrontar estos discursos en la arena pública desmontando su pretendida neutralidad, develando sus intereses e historizando sus derroteros como una forma de contribuir a la disputa cultural ineludible, que persiga el desenmascaramiento del sentido común liberal como una de las tareas inevitables en la confrontación de las fuerzas democráticas, progresistas y populares con los sectores dominantes en la Argentina.”

Es mi intención colaborar en este poner en evidencia aquellos factores que están avanzando en un proceso hegemónico contra los proyectos nacionales y populares con terribles resultados, en muchos sentidos, no solo políticos.

Veamos el título de la nota: Aguiló destaca los aspectos del neo conservadorismo y del libre mercado como los dos rasgos relevantes de esta etapa del neoliberalismo y sus consecuencias en el mundo actual.

Personalmente, quiero avanzar en algunos aspectos que también signan a esta etapa, algunos mencionados en la nota, como “los problemas actuales de desigualdad global, debilitamiento de las democracias y degradación ecológica”, pero que considero importante resaltar en este intento –uno más- de colaborar en que nuestra clase media urbana comprenda que hay un plan global perverso, con el que está colaborando, en general por ingenuidad, por decirlo suavemente.

Creo que la pandemia permite visualizar y resaltar algunas consecuencias de este plan, que no es nuevo.

Algunas referencias:

Recordemos que fue el régimen de Pinochet desde 1973 el que, con sus “Chicago Boys” instaló un proyecto neoliberal y de ajuste en Chile. En Argentina fue, a partir del golpe de Estado de 1976, el gobierno genocida del Proceso de Reorganización Nacional el que empezó un plan semejante continuado por Gobiernos democráticos como los de De la Rúa, Menem y Macri.

Además de ejemplos como estos, tenemos que comprender que hay aportes teóricos que fundamentan esta declamada hegemonía del neo liberalismo.

Wikipedia lo sintetiza así: “liberalización de la economía, el libre comercio en general y una drástica reducción del gasto público y de la intervención del Estado en la economía en favor del sector privado, que pasaría a desempeñar las competencias tradicionalmente asumidas por el Estado.”

Mencionaré un ejemplo de un aporte que en su momento tuvo mucho auge: el de Francis Fukuyama, que planteó la idea de que la democracia liberal —capitalista, se entiende— era el final de la Historia en tanto “punto final de la evolución ideológica de la humanidad”, que derivaría necesariamente en la “universalización de la democracia liberal occidental como la forma final de gobierno.”

Es cierto que recibió muchas críticas desde el comienzo y que, además de la descalificación teórica, la realidad demostró la imposibilidad de que el resto del mundo aceptara ese modelo de “democracia” como forma de gobierno y gestión válidos, pero, en su momento, pareció que realmente estábamos entrando en un mundo nuevo, que nos llevaría a resolver todos los problemas que teníamos.

¿Por qué hago estas referencias en relación con esta nota y el contexto de la pandemia?

Porque quiero colaborar en la comprensión de que el mundo en que vivimos hoy está profundamente marcado por las consecuencias de este proyecto político que nos está poniendo en gravísimo riesgo de destrucción.

Encontré una nota de Diego Marinelli sobre la pandemia en el número 920 de la revista Rumbos que me parece interesante para compartir:

“EI cine catástrofe nos ha ayudado a entender nuestro lugar en la pandemia bastante mejor que los libros de historia. Sin faltarle el respeto a las crónicas de la gripe española de 1918, a comienzos del siglo XX no existía el contexto de la revolución tecnológica ni la descomunal circulación global de bienes y personas que definen la identidad-y la gravedad- de esta crisis del coronavirus. Allá por los comienzos de las cuarentenas duras, la película Contagio, de Steven Soderbergh, fue durante semanas lo más visto en los streamings de todo el planeta. Definía, con una certeza alarmante, lo que estaba ocurriendo (ocurriéndonos), pero en una visión que tenía varios años de anticipación: murciélagos infectando a cerdos en un mercado chino, gentes contagiadas que desperdigan el virus por todo el mundo, sistemas de salud colapsados…”

Está claro que el virus se ha difundido tan terriblemente en buena medida por la enorme cantidad de viajes en avión que hoy se realizan. Y esto tiene que ver con la globalización, ese proceso de integración mundial en los ámbitos económico, político, tecnológico, social y cultural, que ha convertido al mundo en un lugar cada vez más interconectado, tanto que incluso se llega a hablar de “aldea global”. Esto comenzó a mediados del siglo XX, continúa y ha hecho que en poco tiempo el mundo sea bastante diferente del que conocí (nací en 1946). A la vez ha posibilitado que el proyecto neoliberal haya desarrollado estrategias que le han dado enorme poder a las corporaciones de los países centrales.

La pandemia ha puesto en claro la enorme significación económica del turismo hasta el punto de que mucha gente concibe el viajar a otros países –muy remotos muchos- es una especie de paraíso soñado.

¿Cuánta necesidad hay de que gente de recursos económicos medios esté un año o más pagando un viaje all inclusive de pocas noches a Tailandia?

¿Se ve que lo que nos plantea Aguiló es importante, y tiene que ver con nuestra vida y la de nuestros descendientes?

Supongo que para la mayoría será evidente que muchos de los problemas que tenemos son consecuencia del proyecto neoliberal y su fracaso irremediable, que nos está llevando puestos.

La banalización de la vida que muestra el ejemplo de los viajes innecesarios como parte de un consumismo exacerbado desde las corporaciones que incluyen medios de comunicación propios que difunden lo que les haga falta para mantener y profundizar su poder económico y político, ha deteriorado la capacidad de análisis de los verdaderos valores de una vida significativa para nosotros y un futuro válido.

Hoy, domingo 11 de abril, el Diario Los Andes publica una nota de opinión (Miguel Ángel Gutiérrez https://www.losandes.com.ar/opinion/la-politica-de-la-ignorancia-y-la-sociedad-del-conocimiento/), en la que encontré un  aporte más para entender la complejidad de la realidad, y la velocidad de las transformaciones en el mundo.

“La globalización de fines del milenio suponía un desafío al mundo organizado en naciones y mercados, homogéneos y permanentes. El covid19 cruzó toda actividad humana, en todas partes haciendo que la propia naturaleza -que ignoramos con entusiasmo- sepultara ideas y creencias sobre las que transitaba nuestra vida.

Las viejas y nuevas tecnologías -desde las antiguas TIC a las recientes: NBIC, RA/RV, AI, 3/4D, y 5/6G, entre otras- abren opciones para tentar nuevos caminos, suponen oportunidades, pero también riesgos, que suelen quedar ocultos por el lucro que guía a la innovación sin consideración de consecuencias que pueden generar, ni responsabilidades, lo que conjuga también conocimiento e ignorancia.”

Agrega:

“La globalización 2.0 muestra cambios en las fuerzas motrices de la primera: de la aceleración de la historia pasamos a la aceleración del futuro; de la dilución de las fronteras a la confusión de la noosfera de Chardin con la biosfera; y de la crisis del Estado-Nación a la crisis generalizada de Estados, instituciones, organizaciones, de la autoridad y las comunicaciones.

Del diseño de múltiples formas de sociabilidad pasamos al diseño de la vida y de la muerte. El hombre que renunció a Dios en la modernidad, confiado en la racionalidad y la ciencia, cayó en el desconcierto y la incertidumbre, que se alimenta de la falta de conocimiento y la ignorancia. Es necesario reconocer el nuevo mundo que surge frente a nuestros ojos, sumado al mental y físico de las personas, como contextos donde toda posible combinación, intercambio, y configuración de redes es posible.”

En este punto estamos, y es bueno sacar una conclusión política. Les propongo la mía:

Hemos vivido una etapa política en que pareció que se consolidaban los Gobiernos que desarrollaban el proyecto neoliberal. Es más, varios de esos Gobiernos en América Latina nacieron como producto de maniobras armadas por las corporaciones de los países centrales –claramente EEUU. Es bueno señalarlo cuando se está haciendo evidente la ilegalidad y corrupción de las estrategias que los llevaron al poder.

No he visto nunca antes Presidentes tan malos –en todo sentido- como Trump o Bolsonaro. Tan malos que las sociedades han reaccionado y se ha producido el hecho sin antecedentes de que pierdan sus reelecciones, como Trump o Macri.

En Perú habrá ballotage: el que ganó es Pedro Castillo, un maestro de izquierda. Es una oportunidad más para salir de Gobiernos neo liberales que no creen en un proyecto progresista para América Latina.

O sea que la democracia no acepta este neoliberalismo destructor y nefasto, lo que da esperanzas, pero para lograr una transformación global significativa (como la que hace falta en el tema de la crisis ambiental) es necesaria una mayor conciencia social y una acción organizada que parece difícil, pero que es el camino.

ESE ES EL DESAFÍO. HAGÁMONOS CARGO.