“En general necesito eso en lo que escribo: conectar con alguna obsesión o pregunta vital para mí que en el texto busco responder”, dice Marcelo Guerrieri para explicar qué lo llevó a escribir Con esta luna, publicada por Tusquets. Buenos Aires, 2021.

Escuché una entrevista a Guerrieri un sábado por la mañana en La conversación, un buen programa radial. Me interesó y conseguí esta novela urbana, que se desarrolla en la Ciudad de Buenos Aires, en un submundo nocturno de taxistas, cafés y personajes casi marginales.

Voy a empezar por presentar al autor, ya que no es tan conocido, y porque hay elementos que son relevantes en la novela. Nació en Lomas de Zamora, en 1973, estudió antropología en la Universidad de Buenos Aires y es profesor en Artes de la Escritura de la UNA (Universidad Nacional de las Artes). Fue alumno del taller literario de Alberto Laiseca y es autor del libro de cuentos Árboles de tronco rojo y de la novela Farmacia (Factotum, 2017).

Con esta luna está originada en una investigación estudiantil, y se nota, porque, a mi criterio, los elementos antropológicos se hacen presentes permanentemente en la novela.

En la contratapa se lee: “Una ficción original y deslumbrante que puede ser leída como relato de aventuras, novela social. narración fantástica, policial negro o todo eso a la vez.” Es correcta la descripción, porque resalta que en la novela aparecen varias maneras de acercarse a esa realidad porteña girando alrededor de un conflicto de novela policial, que se pueden ampliar o desagregar, como intentaré hacerlo.

Como desconozco el tema de investigación que se menciona, aunque Moreira –personaje central, quizá con rasgos autobiográficos del autor- da algunos apuntes utilizables (como que lee El gen egoísta de Richard Dawkins), me puse a pensar en cuál sería la “obsesión o pregunta vital” a la que quiere responder Guerrieri, y por qué eligió ese submundo. Hay elementos propios de la antropología urbana porque en las ciudades se manifiestan con características propias (y diferenciales de las ciudades entre sí) los aspectos sociales, el espacio público, las clases y/o sectores y las variaciones subculturales de un grupo o de varios de los que crecen en las metrópolis.

Dice Alejandro Grimson (Desafíos para las antropologías desde el sur. Intervenciones en estudios culturales, vol. 2, núm. 3, 2016): “Nosotros, los antropólogos, estudiamos generalmente fracciones, mundos o submundos, periferias de las periferias…”.

Veamos cómo es el submundo y los sub submundos de la novela

¿Dónde se desarrolla la novela?

El comienzo es en un bar llamado Córdoba, en Córdoba y Jean Jaurès, frente a la Plaza Monseñor de Andrea, también llamada “La plaza de los Galgos” (así se la menciona en la novela), por la escultura “Los Galgos Rusos”, del artista italiano Giacomo Merculiano, que está en la esquina de Paraguay. Allí se encuentra Moreira, en momentos en que transcurre el final de la votación por la Resolución 125. No voy a desarrollar esta situación, solo recordaré que esta Resolución establecía un sistema móvil de retenciones impositivas a las exportaciones de soja, trigo y maíz que provocó un grave conflicto con el empresariado agro ganadero (con cortes de ruta y movilizaciones incluidas) que terminó el 17 de julio de 2008 cuando en el Senado se rechazó el proyecto de ley sobre las retenciones con el voto negativo (o voto no positivo) de desempate del entonces Vicepresidente de la Nación, Julio Cobos.

En ese bar se formaron bandos a favor y en contra del apoyo o rechazo a la medida entre los taxistas que se reunían habitualmente allí, junto con los pibes del kiosco y los trapitos de la cuadra. En ese lugar se produce el hecho que abre la trama que funciona como eje narrativo de la novela: la desaparición del Jorobado, uno de los taxistas.

Y acá se pone difícil lo genérico que mencionamos arriba:

¿Es una novela policial negra?

Según Wikipedia, es “un tipo de novela policíaca en la que la resolución del misterio no es el objetivo principal y los argumentos son habitualmente muy violentos; la división entre buenos y malos de los personajes se difumina y la mayor parte de sus protagonistas son individuos derrotados y en decadencia en busca de la verdad o, cuando menos, algún atisbo de ella.”

Subrayo lo que me parece que se da en Con esta luna. Hay personajes fracasados en lo personal o en lo familiar, y/o con problemas económicos, en diversas búsquedas sin mayor certeza de éxito. Moreira pasa sus noches allí para escapar de su insomnio y soledad, por ejemplo. Es uno de los varios/as solitarios/as que aparecen en la novela. Se podría seguir con otras vidas fracasadas, pero alcanza con esto.

Sin embargo, la novela tiene estructura de género policial. Se utiliza la observación, el análisis y la deducción para resolver un enigma, que es la desaparición del Jorobado. Moreira es el que asume el rol detectivesco y lo acompañan otros taxistas y Lesli, un personaje femenino muy enigmático porque aparece tomando decisiones claves, que hacen suponer que sabe cosas que no se explican.

Soy un viejo lector de novelas policiales, y pronto atisbé cuál era la explicación del enigma, aunque la trama es compleja y el desenlace, difícil de anticipar.

Sin embargo, hay otros elementos narrativos que me parecen propios de una novela gótica, sobre la que Psicología y mente. Tipos de novela, dice:

“En las novelas góticas se incluyen elementos misteriosos, sobrenaturales y de terror. Beben un poco de novelas fantásticas, las de terror y las de misterio, tratando temas oscuros como la muerte, la decadencia y las tragedias inevitables. Los ambientes más comunes que podemos encontrar en este tipo de novelas encontramos viejos castillos, casas embrujadas, cementerios, iglesias satanizadas…”

Y sí, en un ambiente como éstos transcurre la novela: el bar y la plaza y todo lo que se oculta debajo de ellos. También es así el lugar donde se resuelve el misterio y no está muy lejos, en Andonaegui y Campillo, por Paternal.

No es fácil escribir sobre la novela sin descubrir el conflicto y su desarrollo, por respeto a los lectores. Acá anticipo algo de la conclusión: vale la pena leerla: es interesante, a pesar de la multiplicidad y heterogeneidad de personajes, situaciones, espacios urbanos, símbolos, aportes teóricos (esotéricos, sociales, psicológicos, antropológicos) que podrían diluir el interés de la lectura.

En esta tesitura de presentar la novela sin descubrir su desenlace, indico algo de lo que sucede en ella: aunque ese bar se cierra misteriosamente, allí y en la plaza de enfrente, se desarrollan extraños hechos que ubican a la narración en el mundo de lo maravilloso porque se trata de una leyenda que nació rural, pero que ahora se arraiga en lo urbano: la del lobizón.

Como otras veces me referiré a Todorov, Introducción a la literatura fantástica, 1970. Lo fantástico es el ámbito de la incertidumbre, cuando no sabemos si lo que sucede en la obra es extraño o maravilloso, cosa que puede no suceder nunca como pasa en el cuento La noche boca arriba de Julio Cortázar (Final del juego, 1955), que es claramente fantástico

En cambio, lo extraño se da cuando al final aparece una respuesta racional a lo que sucede (Los crímenes de la Rue Morgue, de Edgar Allan Poe).

Finalmente, en una narración maravillosa sabemos qué ocurre, pero la explicación remite a nuevas leyes que no van de acuerdo a la realidad conocida, como sucede en los cuentos de hadas en los que aceptamos como natural que un sapo se transforme en príncipe.

Hay muchos más elementos maravillosos en Con esta luna. Es el caso de un personaje llamado Trompita. Vive en habitación del playón de la estación de servicio, frente al bar de los “cinéfilos”, donde Córdoba se convierte en Estado de Israel.

La entrada a su habitación está detrás de una pila de cubiertas; allí vive Trompita, así:

“El piso está cubierto por cartones pintados, cosidos entre sí con gruesos hilos rojinegros, que componen una alfombra llena de dibujos de colores. Sobre un círculo en el centro, donde está sentado el gordo que sigue meditando, los cinco continentes, un enorme símbolo de la paz y un «Om» gigante; alrededor, mandalas, laberintos, espirales celtas, constelaciones, cruces solares, un yin yang, un ojo, un taxi alado que vuela hacia una estrella que asoma sobre una luna creciente; fileteados porteños, flores de ceibo, águilas, cintas de Moebius, un kultrún, una porción de pizza.”

En la novela nadie se asombra de eso, es más Trompita es una especie de gurú, o vidente, que guía a Andonaegui –otro taxista- para que encuentre el camino de su vida, o al Jorobado en el momento cúlmine de su vida.

Es extraño el Gato –otro taxista- que anda por los techos a grandes alturas como si fuera un superhéroe y ve el aura de las personas.

Dentro de ese mundo extraño se integran aportes que considero que tienen que ver con la formación antropológica del autor.

Tanto ambientes como personajes tienen valor en ese sentido: en primer lugar, en la caracterización del espacio porque los lugares mencionados son fracciones que funcionan como significantes del submundo mayor: la Capital; en segundo, porque los personajes también son símbolos de una sociedad que aparece tan dividida como la visualizamos hoy. Sin embargo, en esas fracciones se manifiesta ese mundo rico, heterogéneo, de personajes marginales, mezcla de vagabundos e intelectuales, de solitarios y fracasados, esa CABA que, aunque se viaje en taxi o en ómnibus por sus calles, es subterránea y misteriosa, aun inexplicable

Me ha parecido que no siempre esto mejora la narración, aunque, como dije, no llega a descalificar el transcurso narrativo y su interés. Por ahí, hay expresiones con un nivel cultural y/o teórico no adecuado al personaje que lo dice.

Por ejemplo, hay frases de la Bony (una camarera de bar) que me parecen demostrativas de eso, o las de los taxistas cuando la votación. Sin embargo, hay dos situaciones en que me parecen evidentes: cuando están en la plaza, aparecen cuatro parapolicías que los golpean y dicen: “No somos policías, no somos mercenarios. Somos una unidad de control de la ciudad.”

No tienen mayor significado para la narración, así que considero que tienen valor simbólico: son sicarios de una derecha fascista, y esa es su justificación.

Los “cinéfilos” ven películas repetidas y se encarnan en personajes y espectadores que participan de la acción. Cuesta creer su interés en esas películas, con un desfasaje temporal importante. Un ejemplo: “Prisioneros de la tierra es una película en blanco y negro argentina de Mario Soffici, protagonizada por Francisco Petrone y Ángel Magaña. El guion trata de la explotación de los trabajadores de la yerba mate en Misiones y fue escrito por Ulyses Petit de Murat y Darío Quiroga, sobre varios cuentos de Horacio Quiroga. Estrenada el 17 de agosto de 1939.” (Wikipedia)

Los taxistas la viven como un conflicto social real y actual, como si fueran un grupo de intelectuales de izquierda.

Lesli también tiene un valor simbólico, y es un personaje muy interesante, que permite visualizar aspectos profundos de la vida erótica de la sociedad, como también de sus actividades (artísticas, sociales) como un sector de jóvenes independientes, por ejemplo, que consumen cotidianamente marihuana.

Hay varios otros temas que podría mencionar, como el de la música, sobre el que hay muchas menciones. Solo indicaré un par de ejemplos de cantantes o bandas: Creedence Clearwater Revival, Frank Zappa, Bill Evans (lo pide Moreira). Los lectores que más de música de ese tipo, sabrán analizar el tema mejor que yo.

Para terminar, haré un comentario sobre el título, Con esta luna.

Este es el epígrafe de la novela:

«-iCómo morir con sol! Yo creí que iba a ser de noche. Yo te esperaba una noche.

-Siempre es noche, mi hijito. Tan solo el chispazo de un yesquero es ese sol al que te querés aferrar.

Todo es tan solo una noche inmensa.»

Juan Moreira, Leonardo Favio

La última frase del epígrafe marca la tonalidad nocturna de la novela y la oscuridad como su ámbito esencial. La luna llena rompe esa oscuridad más de una vez, sobre todo en el desenlace. Recordemos que los hombres antiguos reverenciaban la Luna y muchas culturas crearon a su alrededor leyendas, como la del hombre lobo. Creo que allí está el origen, pero en esa escena final, tremenda, tan cargada de símbolos, la luna es una parte de un cosmos casi irracional.

En ese acto final, algunos de los presentes –mujeres, taxistas- gritan: -¡Omnia sunt communia!

Esta es una expresión del latín que significa «todo es común» o «todo es de todos», y fue utilizada como grito de batalla por el pastor protestante reformista alemán Thomas Müntzer, una de las figuras más importantes del cristianismo revolucionario, así como uno de los jefes de los rebeldes en la llamada “Guerra de los campesinos alemanes”, aunque originalmente es de Santo Tomás de Aquino

Elegí este ejemplo para terminar la entrada, ya muy larga, para resaltar la cantidad de elementos extraños y diversos que pueblan la novela.

El mismo fin de la novela destaca visualmente este mundo extraordinario, y lo califica: locura.

“«Un cielo disparante», se dice Moreira, «disparante», se repite, y siente que solo una palabra inventada por un chico puede describir toda esa locura que ahora es el cielo, arriba de ellos, entre ellos, mezcolanza de violetas y naranjas entre pedazos de nubes.”