Había leído la opinión de Noam Chomsky a que alude Zaffaroni en https://www.pagina12.com.ar/422407-raul-zaffaroni-la-moral-humana-esta-rezagada-a-los-avances-t.

Conozco el pensamiento de Chomsky, y me interesó la recuperación de Zaffaroni porque tiene que ver con un tema –me he dedicado mucho a lo tecnológico- sobre el que he reflexionado más de una vez: la distancia entre la evolución tecnológica de la humanidad y su capacidad para usarla para que este sea un mundo mejor.

Sobre el tema de la guerra Rusia-Ucrania hay demasiado escrito y dicho, sobre todo porque el mayor porcentaje es relato falso y sesgado (para el lado que sea) propio de esta guerra híbrida –un concepto que fue utilizado por primera vez a principios de los años 2000, y que consiste en una estrategia (o varias) de confrontación que no pasa necesariamente por un combate de tipo militar- en la que los medios de comunicación y las redes sociales desempeñan un rol central. Por lo tanto, solo mencionaré mis conclusiones, que son previas a la lectura de la nota.

Esta invasión –que tiene un largo proceso previo- es una cabal demostración de que la humanidad no ha superado a la violencia bélica como modo de resolver diferencias geopolíticas (la lista de conflictos armados sucedidos es muy larga y sobra para demostrar lo que digo).

Hay una afirmación muy conocida: “La guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de las relaciones políticas, una gestión de las mismas por otros medios” (ensayo de Carl von Clausewitz (1832)), que se podría analizar también en el sentido de que llegar a ese instrumento político que significa violencia, destrucción, muerte, desplazamiento de poblaciones civiles y todo lo que conocemos en demasía, demuestra el abandono de otros instrumentos como la negociación, el diálogo, y los acuerdos propios de la etapa de la historia humana que se supone que estamos viviendo.

O sea, demuestra un fracaso y un retroceso en épocas de desarrollos científicos, tecnológicos, aun espirituales, que no impiden que el hombre siga siendo básicamente un cavernícola. Nuestro inconsciente, nuestra mente más antigua, se sigue manejando con las reacciones básicas de sus inicios: pelear (si cree que puede imponer su fuerza); huir (si no), reproducirse, alimentarse (de eso depende la sobrevivencia de la especie).

Ahora bien, este análisis es válido para la guerra Rusia-Ucrania, pero también para todas las intervenciones de la OTAN, como las de las guerras de Kosovo, Afganistán y Libia. No hay diferencia, pero si vemos el enorme despliegue propagandístico y las baterías de medidas tomadas contra Rusia por la OTAN con la complicidad de organismos internacionales de los que se podría esperar una actitud objetiva tendiente a buscar paz y armonía internacional y no apoyar a uno de los bandos.

Esta situación en las relaciones geopolíticas de los hombres (y mujeres) no es muy distinta de lo que vemos en niveles más limitados en la sociedad, y en las mismas relaciones personales.

Junto con la enorme evolución tecnológica y científica de la humanidad, cuya velocidad de transformación se acelera cada vez más, vemos una enorme degradación del mundo: en lo social, hambrunas, pueblos que emigran buscando una mínima calidad de vida; en el medio ambiente que avanza casi inexorablemente al colapso; en lo económico, con corporaciones cada vez más concentradas y poderosas a las que solo les interesa la ganancia material.

No es muy factible que las minorías dirigenciales que han hecho todo lo posible para que estemos en esta situación, cambien por sí mismas. Si tuvieran las condiciones para ser mejores, lo serían.

Es cierto que hay muchas personas que rechazan este estado de cosas y reclaman –incluso luchan- un mundo mejor.

El Papa Francisco ha hecho grandes esfuerzos para denunciar estas injusticias (sus Encíclicas, Laudato Si, Lumen Fidei y Fratelli tutti son documentos claros y trascendentes).

Pienso que debería darse un cambio de actitud social para encontrar alguna salida a esta situación. Hoy un enorme sector de la sociedad que acepta este estado de cosas sin lucha, sin buscar información que revele los crímenes de lesa humanidad que se comenten, sin intentar agruparse con quienes buscan lo mismo, sin generar líderes sociales y políticos que encabecen movimientos en direcciones distintas de lo que se da hoy.

Justamente, decidí escribir esta entrada para hacer un aporte en búsqueda de un mundo mejor. Es cierto que parece ingenuo creer que una nota en Internet puede significar algo en la lucha contra los enormes poderes que gobiernan el mundo, pero esa actitud derrotista sería aceptar que no hay opción, que el mundo está perdido (hay un grado de exageración, pero no tanta).

ES LA DECISIÓN PERSONAL QUE HAY QUE TOMAR, YO LA HE TOMADO, Y QUIERO COLABORAR CON QUE OTROS HAGAN LO MISMO.

Una reflexión sobre el análisis de Noam Chomsky

Raúl Zaffaroni: “La moral humana está rezagada a los avances tecnológicos”

El exjuez de la Corte Suprema de Justicia trazó un paralelismo entre la guerra en Ucrania y la primera guerra mundial. 

18 de mayo de 2022 – 09:05

https://www.pagina12.com.ar/422407-raul-zaffaroni-la-moral-humana-esta-rezagada-a-los-avances-t

En su columna semanal en AM750 Raúl Zaffaroni reflexionó sobre las últimas declaraciones del pensador Noam Chomsky que analizó la guerra en Europa, el rol de los Estados Unidos y el futuro de la humanidad y trazó un paralelismo con lo que le dijo Hipólito Yrigoyen a Herbert Hoover cuando se inauguró la primera comunicación telefónica entre Washington y Buenos Aires.

En una entrevista que fue publicada esta semana, el lingüista, filósofo y politólogo estadounidense criticó la política externa de los Estados Unidos y su participación en las distintas guerras.

En ese sentido, Chomsky realizó dos clasificaciones sobre los responsables de las relaciones exteriores norteamericanos. Por un lado, habló de los negociadores; y por el otro lado, de los desangradores. “Hoy los desangradores ocupan puestos máximos”, sentenció el pensador.

Luego, Chomsky sostuvo que Estados Unidos no quiere una salida diplomática en el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia y advirtió que está situación abre la puerta a la guerra nuclear. Por este motivo, el filósofo y politólogo consideró que la guerra hizo que la humanidad viva un retroceso en “las pocas y limitadas medidas” que se habían tomado para la protección del medioambiente.

“Es probable que la humanidad se vaya por el lado de una muerte lenta, por medio de envenenamiento del planeta. La esperanza de que haya un mundo habitable requiere que dejemos de usar combustibles fósiles y avanzar con firmeza hacia su propia eliminación. El efecto de la guerra actual es poner fin a las de por sí limitadas iniciativas existentes, y de hecho revertirlas y acelerar la carrera hacia el suicidio”, expresó Chomsky.

El pensador norteamericano dijo que esta “carrera hacia el suicidio” comenzó a verse con claridad en agosto de 1945 cuando Estados Unidos lanzó una bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima.

Según Comsky, ese día aportó dos lecciones: por un lado, que la inteligencia humana, en su gloria, se acercaba a la capacidad de destruirlo todo, y segundo la capacidad moral humana iba muy rezagada a los avances tecnológicos.

“Lo que señala Chomsky es sumamente interesante y preocupante. La alta inteligencia técnica no va pareja con el progreso moral de la humanidad”, reflexionó Zaffaroni.

La primera comunicación telefónica entre Hipólito Yrigoyen a Herbert Hoover

Tras repasar las declaraciones de Chomsky, el exjuez de la Corte Suprema trazó un paralelismo entre el pensamiento del pensador norteamericano y el presidente argentino Hipólito Yrigoyen.

Para eso recordó lo que Yrigoyen le dijo a su par estadounidense Herbert Hoover en la primera comunicación telefónica entre Buenos Aires y Washington que se realizó el 30 de abril de 1929, después de la primera guerra mundial.

En esa comunicación, Hoover ponderó al teléfono como una tecnología que iba a facilitar la comunicación y la unión entre los países. Yrigoyen, con cierto escepticismo, le respondió que para él la uniformidad del pensar y sentir humanos no debía afirmarse en los adelantos de las ciencias exactas y positivas, sino en los conceptos que, como inspiraciones celestiales, deben constituir la realidad de la vida.

“Cuando creíamos que la humanidad estaba completamente asegurada bajo sus propias garantías morales fuimos sorprendidos por una hecatombe tal que nada ni nadie podía referirla en toda su magnitud”, dijo Yrigoyen refiriéndose a la primera guerra mundial.

“Ante semejante catástrofe era justamente imperativo creer que sobre ella recaería la más profunda condenación señalando el renacimiento de una vida más espiritual y más sensitiva. Por lo que sintetizo esta grata conversación reafirmando mis evangélicos credos de que los hombres deben ser sagrados para los hombres y los pueblos para los pueblos y en común con cierto reconstruir la labor de los siglos sobre la base de una cultura y una civilización más ideal, de más solidad confraternidad y más en armonía con los mandatos de la divina providencia”, agregó el presidente argentino.

“Se mantiene aquella observación de Yrigoyen. Avanzamos tecnológicamente pero no avanzamos como humanos a la misma velocidad. Estamos atrasados en eso”, completó Zaffaroni.