Esta entrada requiere una introducción distinta porque en ella se da una situación particular y original.

Fui a la Librería García Santos a consultar si tenían un libro que quiero comentar (El Dilema Humano de Joan Cwaik). Se lo consulté a Pilar García Santos, que estaba charlando con una persona a la que no conocía. Mientras Pilar iba a ver si tenía el libro, me puse a hablar con ella. Durante la charla, comenté mi actividad en este blog, y mi interlocutor me ofreció regalarme un libro, porque le interesaba que lo leyera y comentara. Por supuesto, acepté el ofrecimiento porque siempre apoyaré a los autores locales, y me pareció un gesto muy valioso.

La persona es Luis Alfredo Villalba y el libro, La esquina a mitad de cuadra.

“Luis Alfredo Villalba nació en Mendoza en 1939. Es poeta, narrador y guionista. Escribió y dirigió Fiestas de la Vendimia nacionales y departamentales. Es docente de cine. Realizó guiones y montaje de largometrajes experimentales.”

“Publicó su primer cuento en Los Andes, en el año ’66, con el apoyo de Antonio Di Benedetto. “A lo largo de mi vida he hecho búsquedas personales apartándome de las reglas rígidas de los géneros”, reflexiona.” (https://www.losandes.com.ar/foto-360-luis-villalba-escritor/)

Estos dos párrafos me parecen muy importantes para empezar a comprender la novela. No es trivial este interés por nuestra Fiesta de la Vendimia y por el cine. Es más, en alguna entrevista dijo que después de ver por primera vez el Acto Central se propuso dirigirla alguna vez, como lo hizo.

El formato de la Fiesta y el del cine marcan su modo de escribir literatura y de asomarse a la vida.

Después de entregarme la novela, me dijo:

-Esta es una novela surrealista.

Me llamó la atención esta afirmación, porque sentí que suponía una síntesis grande y profunda.

Según Wikipedia; el surrealismo “fue un movimiento cultural desarrollado en Europa tras la Primera Guerra Mundial, influenciado en gran medida por el dadaísmo. La RAE lo describe como “movimiento artístico y literario que intenta sobrepasar lo real impulsando lo irracional y onírico mediante la expresión automática del pensamiento o del subconsciente.

El movimiento es conocido por sus artes visuales y su escritura mezcladas a una imaginación inusual. Los artistas pintaban imágenes desconcertantes e ilógicas, a menudo con una precisión fotográfica, creando extrañas criaturas de objetos cotidianos y desarrollando técnicas pictóricas que permitían desvelar el subconsciente. El objetivo era, según André Breton, “convertir las contradicciones de los sueños y la realidad en una realidad absoluta, una súper realidad”.”

El término lo usó por primera vez por Guillaume Apollinaire en 1917, aunque André Breton es la figura central del Movimiento.

He introducido esta descripción del movimiento porque me parece que en él se encuentra mucho de lo que se manifiesta en las búsquedas del autor y en la novela.

Por ejemplo, fue un movimiento revolucionario, que en muchos de sus representantes se acercó al comunismo y al anarquismo.

Del dadaísmo tomó técnicas de fotografía y cinematografía, llevó el concepto del collage a la creación de objetos, sin importar la congruencia. También se manifiesta en la literatura, y, específicamente, en la novela de Villalba

Se deshizo de la tradición cultural, tanto en los contenidos como en lo formal, y creó libre y disruptivamente.

Esto también se manifiesta en la novela.

En efecto, es una novela surrealista. Tengamos en cuenta que, si bien no se prolongó mucho temporalmente, el surrealismo influyó en la obra creativa de varios creadores, como Dalí, Picasso, Frida Kahlo (“Yo no pinto sueños… pinto mi realidad”, dijo ella). En Argentina, Cortázar y Alejandra Pizarnik recibieron su influencia, aunque solo fuera en ciertos momentos de su evolución literaria.

En la entrevista de arriba, se lee:

“El absurdo y el contrasentido es, según Luis, el camino más lúcido para abrazar una realidad. “La mentira del Realismo hizo creer que puede existir un orden. Pero sólo existe el caos”. Por eso, su libro ejerce la fascinación de las paradojas.”

Villalba valoriza el arte sobre todo lo demás: la filosofía, la ciencia, la religión (“una fantasía”, la llama). Es lo que permite crearse a uno mismo.

Prefiere ser un cómico de la legua (“comediante nómada que, en el Renacimiento y durante el Siglo de Oro español, solo o formando pequeñas compañías, hacía sus representaciones en pequeñas poblaciones de un circuito rural que recorría a pie, en caballerías o carros. El nombre de esta forma de teatro itinerante tuvo su origen en la naturaleza trashumante de los cómicos y más concretamente en la obligación por ley de acampar a una legua de la población en la que iban a actuar”. (Wikipedia)), que un bufón del rey, porque aquel puede mirarse “en la mirada del otro”, es la verdadera manera de verse, de verdad y en lo profundo.

Prefiere el cine a la literatura, porque en aquel cabe toda la dimensión humana, en todos sus aspectos, es “el sonido y la furia”.

No importa que no haya relato, son unidades de espacio-tiempo, fragmentos relacionados aleatoriamente (decoupage prefiere llamar a este modo de construir la realidad, que es construir con recortes – ¿se acuerdan del collage?)

Así es la novela (de paso la novela es un personaje más, que quiere conducir su propia escritura y que discute con el escritor, que también es un personaje).

Por supuesto, tiene muchos elementos autobiográficos.

No he incluido fragmentos de la novela porque creo que es difícil de presentarla de esa manera: hay que leerla toda, lo que no es sencillo. Ayuda mucho entender lo que he desarrollado más arriba, o sea, no intentar comprenderla de los modos que tenemos asumidos como los correctos.

Hablando del cine –o de la vida, que es lo mismo-, dice que hay que romper todo para llegar a la verdad de las cosas, pero eso duele, pero es la única manera de ser feliz de verdad.

Claro que es una novela surrealista.

Así la presenta la entrevista de Los Andes: “La esquina a mitad de cuadra”, un libro que él concibe como un film materializado en la escritura. “Nunca se termina de contar todo. La anécdota más pequeña es insondable”.

Una novela película.

LÉANLA. VÉANLA.