LA REESTRUCTURACIÓN DE LA DEUDA ARGENTINA VALE, Y ES JUSTA

LA REESTRUCTURACIÓN DE LA DEUDA ARGENTINA VALE, Y ES JUSTA

Comienzo con una anécdota personal de hace muchos años, en una etapa muy difícil de mi vida por razones económicas. Tan grave fue esa etapa, que mi esposa y yo tuvimos los sueldos embargados.

Afortunadamente, pude salir de esa situación y pagar mis deudas, pero tuve varias entrevistas con responsables del cobro a morosos de las entidades financieras con las que tenía deudas impagas. Recuerdo una en la que el empleado me dijo, cuando estábamos negociando un plan de pago: “Quiero que, a partir de ahora solo piense en mí, en cómo va pagar esta deuda”. Me acuerdo, porque en esos momentos difíciles, esa insensibilidad cruel me pareció terrible.

¿A qué viene la anécdota? A que hace poco escuché a representantes de los fondos con los que Argentina está negociando (Pimco, Ashmore, BlackRock, Templeton, Fidelity –el que bloqueó el reperfilamiento bonaerense–, Macrosynergy, Greylock y Monarch, entre otros) hacer planteos semejantes al que relaté.

Uno dijo que Argentina no sabía con quién se estaba metiendo, que tenían espaldas para aguantar y esperar un Gobierno que entendiera a los mercados, como Macri (una amenaza patotera a un país soberano y a su Gobierno constitucional); otro planteó que debíamos mostrar un sacrificio que duela para que demostrar que merecíamos consideraciones (si ese dolor es porque la gente se muere de hambre, no tiene importancia, es un daño colateral).

Más allá del nivel en que estén, es el mismo criterio, que es común en las instituciones y organismos de crédito. Es el mismo que en el 2008 en Europa desahució a miles de personas (vi en Italia y España los edificios tapiados para que no se metiera nadie) y los dejó en la calle, lo que causó muchos suicidios, a pesar de que las mismas especulaciones financieras eran las que habían provocado la crisis.

Sin embargo, hoy hay tendencias diferentes causadas por el fracaso de modelo neoliberal expoliador de países y sociedades, y por la explosión de las terribles consecuencias de ese modelo, hoy agravadas por la pandemia del coronavirus.

Más allá de lo tremendo de haya hecho falta tanto dolor y sufrimiento para que se busquen soluciones más humanas y solidarias para paliar esas consecuencias en las que padece gente vulnerable e inocente, hay que resaltar que aparecen declaraciones personales e institucionales que rechazan ese modelo injusto e inicuo.

Tenemos que respaldar esta propuesta, porque de ello se juega mucho de nuestra vida y la de nuestros hijos.

El organismo rechaza planes de ajuste y avala la suba de impuestos a los ricos

Naciones Unidas asegura que la propuesta de canje argentina es sustentable

En un documento de la Conferencia sobre Comercio y Desarrollo, el organismo de la ONU respalda de manera categórica el enfoque de reestructuración de la deuda del gobierno argentino.

Por Cristian Carrillo

https://www.pagina12.com.ar/261671-naciones-unidas-asegura-que-la-propuesta-de-canje-argentina-

“El objetivo general de la resolución de la crisis de la deuda soberana debe ser poner al país en un sendero sostenible de sus compromisos, a lo largo del cual su relación deuda/PIB caiga permanentemente”, aconseja la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). Casi calcadas de las palabras del ministro de Economía, Martín Guzmán, este objetivo es el único “compatible con estrategias de desarrollo a largo plazo para fomentar la producción nacional”.

Este lunes el gobierno argentino inició técnica y formalmente la operación de reestructuración de deuda bajo legislación extranjera, la cual implica una quita de capital de 5,4 por ciento y un recorte de 62 por ciento en intereses. La estrategia presentada por el gobierno argentina es que los compromisos estén alineados con la capacidad de pago del país sin que se requiera un ajuste adicional de las cuentas públicas.

En el informe de Naciones Unidas sobre le impacto de la pandemia en las finanzas de los países en desarrollo se analiza en un apartado el “el enfoque actual de Argentina para resolver su crisis de deuda”.

“La productividad y la capacidad de producción facilitan la diversificación estructural y social, la inclusión y, por lo tanto, pone a la economía en un camino virtuoso hacia un desarrollo social estable y un desarrollo económico sostenible”, destaca el documento. “En el corto plazo, las reestructuraciones de la deuda soberana deben permitir un ‘respiro'”, señala el informe.

Coincide también con el diagnóstico del Fondo Monetario, que aseguró que la Argentina requiere de un alivio sustancial en la carga de deuda, en un claro mensaje a la postura intransigente de algunos fondos de inversión. “Es una señal de dificultades por venir, ya que algunos acreedores privados están rechazando la oferta”, advierte el informe.

En el caso específico de compromisos en moneda extranjera, aclara que “los pagos del servicio de la deuda en divisas deben estar vinculados a la evolución de los ingresos de exportación”. En el marco de una caída global del comercio por la pandemia de coronavirus, el mensaje refuerza la posición argentina frente a los acreedores.

Ese alivio, para la Unctad, se logra “a través de estancias apropiadas en los pagos del servicio de la deuda, para que los gobiernos resuelvan o mitiguen el núcleo de desequilibrios macroeconómicos, tanto externos como internos”. Es precisamente el mayor problema que dejó el gobierno anterior en materia de deuda: plazos cortos y amontonados en pocos años. El canje ofrecido por el equipo de Guzmán plantea vencimientos hasta 2047 y un período de gracia de tres años sin pagar capital ni intereses.

La UNCTAD también rechaza los planes de ajuste y estimula reformas impositivas redistributivas. Para salir de los desequilibrios económicos plantea que es mejor hacerlo “a través de políticas para el crecimiento inclusivo en lugar de ajustes precipitados de austeridad”. “Por lo tanto, lograr una trayectoria fiscal sostenible puede requerir déficits fiscales iniciales para persistir o incluso crecer, junto con reformas tributarias redistributivas, para minimizar los impactos recesivos y lograr presupuestos equilibrados futuros sobre la base de un camino de crecimiento dinámico en lugar de depresión profunda”, agrega el informe del organismo.

“Del mismo modo, lograr una ruta de comercio sostenible de equilibrio para evitar crisis recurrentes de balanza de pagos requiere políticas para impulsar ganancias de exportación en línea con la demanda interna, en lugar de reprimir la última”, concluye el apartado.

El informe también analiza el impacto de la pandemia y de las medidas que toman los distintos países para amortiguar el efecto y mantener las respectivas cuarentenas. “A raíz de la crisis de Covid-19, cualquier ‘espacio de alivio’ requerido para devolver las economías al crecimiento sostenible, las trayectorias de la balanza fiscal y comercial deberán ajustarse para permitir absorber los impactos inmediatos de la crisis, además de resolver los ya existentes desequilibrios macroeconómicos y generación de amortiguadores suficientes contra futuros shocks exógenos”, afirma Naciones Unidas.

“Debe quedar claro que los principios básicos sobre los que se basa esta propuesta (así como los principios actuales de Argentina las negociaciones sobre su deuda multilateral con el FMI) se basan en elementos esenciales para garantizar que el mundo en desarrollo puede salir de las cargas de deuda insostenibles, de una vez por todas”, finaliza el apartado del informe.

LA SALVACIÓN ESTÁ EN NOSOTROS, JUNTOS, ORGANIZADOS Y SOLIDARIOS

LA SALVACIÓN ESTÁ EN NOSOTROS, JUNTOS, ORGANIZADOS Y SOLIDARIOS

Al leer esta nota se me vino a la cabeza uno de los temas que me andan rondando por estos días: la peste y su significado. Es un tema muy antiguo. Hay bastante escrito sobre esto por estos días, mucho con tenor apocalíptico, pero mi intención era –y es- encontrarle el sentido en nuestras vidas, hoy, y sobre todo mañana, en ese futuro tan poco cierto. Si nos fijamos bien, la mayoría de los temas que se plantean son controversiales, y tienen sesudos defendedores, por lo que es muy difícil saber qué hacer.

Salvo que el aislamiento y el lavado de manos son las únicas “vacunas” ciertas, lo demás es discutible –lo que se hace hasta el hartazgo en los medios. Hoy mi hijo me comentaba que había llegado a él un comentario (aparentemente científico, porque todas las teorías son dichas por científicos, analistas o catedráticos del más alto nivel posible) que decía que autopsias hechas en Wu Han demuestran que muchos de los muertos por corona virus, no han sido por neumonía, sino por inflamaciones que impiden el intercambio gaseoso, con lo cual se podrían curar con antibióticos y corticoides, y no necesitarían asistencia mecánica para respirar. Si vemos la frenética carrera para contar con la cantidad de respiradores artificiales necesarios para atender los pacientes graves, aquella noticia echaría por tierra las estrategias que se están usando en todo el mundo.

Personalmente, esperaré que el paso del tiempo vaya permitiendo tener alguna claridad sobre el futuro próximo y no tanto, pero está claro que muchas cosas no van a ser iguales, aunque no sepamos qué va a cambiar y de qué manera. Por lo tanto, pensemos y anotemos qué cosas queremos que sean distintas, dependan de nosotros/as o no.

Por esto, comparto esta nota de Marta Riskin, que nos puede ayudar a entender mejor la realidad, y lo que está detrás de la realidad, que es una manera de llegar mejor a ese futuro incierto.

Sigamos así, que, aun en medio de la tormenta, estamos en el camino correcto.

La Ventana

La peste del miedo

https://www.pagina12.com.ar/261037-la-peste-del-miedo

El comportamiento del sistema de medios en la coyuntura lleva a Marta Riskin a afirmar que cuando las comunicaciones están en poder de monopolios se excluyen ricas representaciones perceptivas y argumentales al acceso popular y se hace del miedo un instrumento de dominación política y control social.

Fosas comunes en Nueva York para enterrar a los muertos por coronavirus

Fosas comunes en Nueva York para enterrar a los muertos por coronavirus

Imagen: AFP

“Hay muerte en las nubes

Hay miedo en la noche”

“En brazos del miedo he sido transportado”

H.P. Lovecraft

Si el miedo fuese un mero instinto que se resuelve en huida, lucha o parálisis, la humanidad ya hubiese perecido.

Por cierto, el-miedo-que-no-es-zonzo alerta de peligros.

Asimismo, reactualiza traumas, dificulta vínculos profundos, provoca depresión, violencia e indiferencia ante el dolor ajeno.

Las grandes pesadillas son universales.

Hambre y miseria.

Dolor y enfermedad.

Soledad y desamor.

Todos los miedos se resumen en miedo a la muerte.

Sin embargo, presuponerlo un mero mecanismo de supervivencia no explica por qué, en situaciones límites (guerras, hambrunas, pestes) desborda como pánico, odio e ira y se descarga sobre algún Otre. Y nunca es sobre cualquier Otre.

Como toda emoción humana, el miedo es una construcción cultural y, cada pueblo ha cultivado (y sofocado) sus propias fantasmáticas.

Batalla cultural

Globalización mediante, la comunicación de masas cumple con su expreso objetivo de construir “masas”, comercializando mercancías materiales e ideológicas.

Utilizando expertos y tecnologías se segmentan públicos, se instituyen valores y se confirman prejuicios; ya sea hacia minorías (negros, judíos, musulmanes, pueblos originarios) mayorías (asiáticos, mujeres insumisas, sexualidades diferentes) o vendiendo a los jóvenes que sobran viejos en el planeta.

Sus “Divide y triunfarás” no solo siembran imperios y apocalipsis nucleares o ecológicos. También, resucitan circunstancias personales y colectivas traumáticas, propagan espantos sobre escenarios de crisis e incrementan sufrimientos; con el fin de generar dependencia y sometimiento a algún poder omnímodo, a cambio de espejismos de refugio y alucinaciones de inmortalidad.

Cuando las víctimas aceptan sus consignas se convierten en Masa.

La participación en la Masa no obedece al coeficiente de inteligencia.

Notables intelectuales apoyaron o creyeron inofensivo a Hitler.

El miedo puede ser muy zonzo si ignoran su poderío para motivar confrontaciones.

Justamente, la importancia simbólica de denuncias y resistencias reside en la capacidad de liberarse del miedo y cortar con el sometimiento a la muerte.

En “La Peste”, Albert Camus advierte: “Si el miedo no es clima adecuado para la reflexión se debe en primer lugar, enfrentarlo”.

La reflexión señala a la especie humana que la ayuda mutua es el imperativo categórico.

Nadie se salva solo

Solo el grupo contiene la frágil individualidad de la especie humana.

A quién no alcancen los hechos históricos para aceptar que los mejores resultados frente al peligro se logran cuando no solo se piensa en la propia tribu; vale recordarle que sus fundamentos biológicos fueron reconocidos por Darwin.

La ayuda mutua conforma Comunidad.

El compromiso solidario organizado por el Gobierno Nacional ante la covid-19, generó excelentes anticuerpos en los argentinos.

El Estado ha privilegiado la salud y la vida y puesto en valor a la Política; convocando a la ciudadanía a no dejarse arrasar por los miedos y construir en común.

Por contrario, la persistencia de fake news y desinformaciones tóxicas muestra que las pandemias ideológicas exigen medidas preventivas y vacunas culturales.

Cuando las comunicaciones están en poder de monopolios, estos se asumen como “Aquel-que-piensa-por-los-demás”, excluyen ricas representaciones perceptivas y argumentales al acceso popular y se autoadjudican patente de corso para hacer del miedo un instrumento de dominación política y control social.

Elegir entre Comunidad y Masa requiere educación, práctica y experiencias.

El gran desafío de la política sigue siendo construir una Comunidad auténticamente democrática de largo aliento.

Por Marta Riskin

Antropóloga UNR

EL MUNDO DESPUÉS DEL CORONAVIRUS: ¿LA SOCIALDEMOCRACIA ES UNA ALTERNATIVA?

EL MUNDO DESPUÉS DEL CORONAVIRUS: ¿LA SOCIALDEMOCRACIA ES UNA ALTERNATIVA?

En la búsqueda de presentar opciones que sirvan para avanzar hacia un mundo mejor, encontré una larga nota en la Revista NUEVA SOCIEDAD, citada por mi amigo Ricardo Campero en un posteo en Facebook.

La socialdemocracia “es una tendencia política que surgió en Europa en la segunda mitad del siglo XIX, como una ideología política de izquierdas de carácter europeísta que promueve un socialismo democrático y reformista. Es una versión socialista peculiar de países altamente desarrollados.” (Wikipedia)

En qué medida nuestras sociedades latinoamericanas podrían hacer propio este movimiento daría para discusiones bizantinas, pero es evidente que ese modelo socialista contiene propuestas y medidas mucho mejores que las que ha instalado el neo liberalismo, tal como hemos sufrido en Argentina, y en otros países de América Latina.

Solo voy a incluir los párrafos finales, pero a quienes les interese conocer mejor esta corriente política podrán leerla en forma completa en el link que incluyo en la entrada.

Que les sea útil.

Apuntes para un nuevo tiempo

Marc Saxer

https://nuso.org/articulo/saxer-futuro-socialismo-capitalismo-estado-neoliberalismo-socialdemocracia/?fbclid=IwAR1lF_4TV0VR208oPpdkjJAznHosiLk7qbJPTTyhUZbqYsChIHEko17gnD8

La socialdemocracia puede salvarnos de la crisis

La crisis global ha creado conciencia de cuán vulnerables nos ha hecho la hiperglobalización. En un mundo globalmente interconectado, las pandemias se propagan velozmente a través de las fronteras. Las cadenas de suministro mundiales se cortan con demasiada facilidad. Los mercados financieros son vulnerables a las crisis. Los populistas de derecha quieren cerrar las fronteras y aislarse del mundo. Pero esa es la respuesta incorrecta a los desafíos globales de epidemias, guerras, migraciones masivas, comercio y cambio climático. Más bien, nuestro objetivo debería ser combatir las causas de estas crisis. Para hacer esto, la economía global debe tener una base más resistente.

A raíz de la coronacrisis, las cadenas de suministro mundiales ya se están reorganizando. Las cadenas de suministro más cortas, por ejemplo, con fábricas estadounidenses en México y europeas en Europa del Este, crean más estabilidad. Europa debe volver a ser tecnológicamente soberana. Para hacer esto, tenemos que trabajar mucho más estrechamente en investigación y desarrollo. El sistema financiero global, que se mantiene unido, pero con una enorme fragilidad, necesita con urgencia un nuevo orden. Hace más de una década que los bancos centrales no logran controlar las tendencias deflacionarias con políticas puramente monetarias. Los gobiernos con políticas fiscales expansivas están esquivando la crisis. De esto se colige, en términos políticos, que, para hacer cumplir la lógica fundacional del parlamentarismo, no debe haber impuestos sin representación. Los sistemas financieros deben volver a ponerse bajo control democrático.

Los conflictos surgen de la interdependencia excesiva. Estos conflictos deben ser amortiguados por normas internacionales y por la cooperación multilateral. El manejo competente de crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) demuestra la efectividad de la cooperación multilateral para combatir la pandemia. Sin embargo, a diferencia de la crisis financiera de 2008, esta vez no hay una respuesta coordinada de las 20 economías más grandes. La rivalidad geopolítica de las grandes potencias, por un lado, y la apelación del populismo de derecha al aislamiento, por el otro, se interponen en el camino de una mayor cooperación internacional. Los elementos existentes de la gobernanza multilateral deben fortalecerse con contribuciones concretas. Esto puede comenzar por una mejor financiación de la OMS y continuar con una reunión del G-20 para coordinar el manejo de la crisis económica. Aquí, la alianza de los multilateralistas puede demostrar su valor añadido.

La crisis ha dejado claro a la ciudadanía que las cosas no pueden continuar como antes. Nunca ha sido mayor el deseo de una reorganización fundamental de nuestra economía y nuestra vida en común. Al mismo tiempo, se deben evitar los peligros existenciales sin restringir desproporcionadamente la democracia y la libertad. ¿Qué fuerza política puede negociar las necesarias soluciones de compromiso? La politóloga estadounidense Sheri Berman tiene una esperanza inquietante: «¿puede la socialdemocracia salvar al mundo nuevamente?». Pongamos manos a la obra.

Fuente: IPG

Traducción: Carlos Díaz Rocca

LA HUMANIDAD FRENTE A LOS VIRUS

LA HUMANIDAD FRENTE A LOS VIRUS

Leí la nota de abajo en la edición en papel del Diario Los Andes. Me había llamado la atención el título (a esta altura de la vida de los medios de comunicación desconfío mucho de los titulares, que es una especialidad muy valorada ya que mucha gente solo lee los títulos) por el contenido y el estilo, y la lectura completa me resultó muy interesante.

Esta nota me describió rápidamente una selección de virus conocidos para sacar una conclusión que justifica muy claramente el título.

No sé cuánto tiempo nos llevará salir de esta cuarentena, creo que bastante, sobre todo a los que, como yo, tenemos más de 65 años, pero podría haber otra(s) pandemia(s), y mucho más letales. Por esto, la comparto, y me parece una buena lectura para estos momentos de cuarentena.

PENSEMOS QUÉ PODRÍAMOS HACER (CON NUESTRA PARTICIPACIÓN) PARA QUE ESTO NO VUELVA A PASAR.

ESTO INCLUYE QUÉ GOBIERNOS VAMOS A ELEGIR Y QUÉ LES VAMOS A PEDIR.

Covid-19: tuvimos suerte

Por Joaquín Marias Baldillou – Licenciado en Ciencias Geológicas

https://www.losandes.com.ar/article/view?slug=covid-19-tuvimos-suerte-por-joaquin-marias-baldillou

Las evidencias científicas muestran que la vida apareció en la Tierra hace 3800 millones de años atrás; pese a ello, los humanos hemos estado en este planeta desde hace menos de 1 millón de años.

Se desconoce en cambio, cuándo aparecieron o cuál fue el origen de los virus, que probablemente existen en este planeta desde el momento en que se inició la vida como tal.

Hay aproximadamente cinco mil tipos de virus precisamente identificados e innumerables más que no han sido descubiertos o descriptos todavía, pero se sabe que están ahí, viviendo en la naturaleza desde tiempos pasados en cada rincón y ecosistema que podamos imaginar.

Estos aparatos de ingeniería genética son extremadamente diminutos y tienen la capacidad de copiarse a sí mismos y atacar células de forma selectiva. Sin ser animales y estar al borde de lo que podría llamarse “vida”, son sólo material genético protegido por capas de proteínas que dentro de un huésped pueden replicarse a sí mismos innumerables veces.

A pesar de esta diferencia de tiempo transcurrido en la Tierra, nosotros hemos desarrollado nuevas herramientas y costumbres con nuestra inteligencia a un ritmo muy acelerado. Entre las cosas a las que más cerebro le hemos destinado en estos últimos años de gloria tecnológica se encuentran las comunicaciones, el espacio cercano, el entretenimiento digital, formas de transporte rápido y seguro, finanzas atractivas, dinero, y últimamente la conquista de Marte para probar si podemos habitar otro planeta, como si acá abajo no tuviésemos nada que hacer.

El virus de Lassa produce una fiebre hemorrágica de igual nombre y se lo conoce desde 1950 en África. Mueren aproximadamente 5000 personas al año a causa de este virus que no tiene vacuna y es contagiado por las ratas.

El virus de Marburgo se conoció en 1967 producto de una fuga y contagio en un laboratorio en esa ciudad alemana por trabajar con monos de Uganda. Causa una fiebre hemorrágica parecida a la del Ébola y ya ha habido casi una docena de brotes en el mundo, el último en 2014. Se han registrado tasas de mortalidad de hasta el 90%. Tampoco se conoce vacuna o tratamiento.

El virus de la Viruela, es uno de los únicos 2 virus erradicados por el ser humano. A pesar de tener tasas de mortalidad registradas de hasta el 30%, algunos tipos de viruela eran 100% letales. Las vacunas que existen sólo están en custodia en caso de necesidad mayor para contrarrestar un brote producido por algún hecho imprevisto, entre los cuales se considera como hecho imprevisto a una guerra bacteriológica o viral.

El virus Nipah de Malasia y el virus australiano Hendra, son virus extremadamente raros de los cuales no se conoce mucho y por lo tanto no hay vacuna o cura conocida. Este último fue descubierto en 1994 y se transmite desde los caballos a los humanos, habiéndose registrado más de 50 brotes en Australia desde su aparición, con una tasa de mortalidad del 60%. El virus Nipah ha demostrado tasas de mortalidad de aproximadamente 77% y se encuentra en igual estado de conocimiento que el virus Hendra.

En nuestro país podemos encontrar casos de Hanta virus que es transmitido por las ratas y ratones que comen frutos en los bosques de la Patagonia. Este tampoco tiene vacuna conocida y su mortalidad es del 35% aproximadamente. Brotes en los años recientes han sido reportados por las noticias de Argentina y Chile.

La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo tiene una tasa de mortalidad del 40%, fue descubierta en la década de los 40 y los últimos brotes sucedieron en el 2013 en la zona de los Balcanes, sin cura ni vacuna alguna conocida.

El temido Ébola (Zaire ebolavirus) registró su último brote en el 2018 hasta fines de 2019 en África, habiendo sido descubierto en 1976 en el ex-Zaire. La mortalidad de este virus es entre el 83% y el 90%, se contagia por fluidos corporales causando también fiebre hemorrágica. A fines de 2019 se aprobó una vacuna contra esta enfermedad la cual está siendo aplicada actualmente en las zonas afectadas.

El HIV seguramente es el más conocido de todos estos virus, el cual lleva 35 millones de muertes acumuladas a la fecha desde su descubrimiento en 1981; uno de los virus más estudiados del planeta que sigue sin tener vacuna ni cura alguna. Por suerte, los pacientes mejoraron su calidad de vida debido a tratamientos y terapias retrovirales.

Ya espantados por haber leído los párrafos anteriores es necesario decir que queda una enorme cantidad de otros virus que tampoco tienen vacunas y cuentan con altas tasas de mortalidad; por suerte otros tantos como los causantes de las hepatitis, algunas gripes y otras virosis tienen vacunas disponibles que logran contener las enfermedades y por tanto la mortalidad.

El SARS-CoV de 2002 que surgió en China infectó más de 8400 personas matando al 11%, la Gripe A H1N1 generó una pandemia (2009-2010) que contagió aproximadamente al 20% de la población mundial y se llevó medio millón con ella, el MERS-CoV que apareció en Arabia Saudita en 2012 sigue sin cura ni vacuna, y ahora el SARS-CoV2 que empezó en 2019 nuevamente en China paralizó al mundo dejándonos a todos sin aliento.

Esta última pandemia se produjo en un proceso de contagio entre animales y humanos, haciendo que la enfermedad pueda ser llevada entre nosotros de un lado al otro, tal como sucedió con la gran mayoría de virus mencionados. Casualmente el brote comenzó en una moderna súper ciudad de más de una decena de millón de personas.

C. Emiliani describe en 1993 cómo la teoría de Evolución Extintiva predice que el ataque viral sobre una especie en particular será más efectivo mientras más cantidad de individuos la compongan y compara a los humanos con otra populosa especie que de hecho está siendo actualmente atacada de forma viral. No obstante, pensar en la extinción de los humanos por ahora es un poco prematuro.

El mundo avanzado en el que vivimos, preocupado por el espacio, Marte, los smartphones, y el 5G no pensó en ningún momento que un virus era un verdadero peligro latente que nos podía paralizar y atacar sigilosa e intensamente como si fuese un enemigo que no da tregua. Pasó hace 102 años en tiempos de la Primer Guerra Mundial y no volvimos a pensar en ello como algo terrible.

Esta vez tuvimos suerte de que este simple coronavirus no es como los descriptos arriba, que causan espantosas fiebres hemorrágicas y donde las tasas de mortalidad superan en la gran mayoría el 50%.

Tendremos que replantearnos qué hacemos en este planeta, cómo vivimos en él y qué es lo que podemos aportar para transitar el camino correcto. Es momento de dejar de pensar tanto en aparatos electrónicos, en Marte, en lo lucrativo y en querer mostrar la foto de una playa virgen cuando en realidad todos los océanos están llenos de nuestra basura, los hospitales del mundo carecen de insumos para emergencias, las economías dependen en gran parte del comercio extranjero y la humanidad demuestra ser igual de frágil frente a una guerra de balas y cañones que de material genético microscópico y vuelos cancelados.

De verdad, esta vez realmente tuvimos suerte. El próximo virus podría ser mucho más serio y la historia bastante más trágica. Hasta entonces, no perdamos la oportunidad de sanarnos y de buscar las curas a los problemas que ya tenemos. Esta es la gran lección de que necesitamos un mundo mucho mejor.

EEUU EN SU LABERINTO: FUTURO IMPREDECIBLE

EEUU EN SU LABERINTO: FUTURO IMPREDECIBLE

En realidad, no tenía mayores intenciones de publicar otra entrada en mi blog, pero esta mañana encontré esta nota en Los Andes. Es extraño como ese matutino, poblado de notas anti Gobierno, y/o pro liberales, publica las de Krugman o Stiglitz, que son muy críticas del capitalismo neoliberal.

De todos modos, bienvenidas sean.

He venido publicando entradas que avanzan en el tema del capitalismo contemporáneo –responsable de muchos de los males que castigan a la mayoría de los seres humanos, y al planeta.

Está claro que hay más opiniones sobre cómo será el mundo después del coronavirus que certezas, pero rápidamente se han manifestado –incluso desde antes de la pandemia- situaciones sociales, geopolíticas, ambientales, en las que las formas actuales del capitalismo, ya desde países, o corporaciones o personas, tienen directa –y nefasta- responsabilidad.

Sin embargo, esta nota de Krugman es un buen aporte para quienes quieran comprender mejor este mundo bajo pandemia, y poder ser parte lo más activa posible de ese mundo que se dará, antes o después.

EEUU está viviendo una situación inédita, más terrible que la del 11S, y es muy difícil predecir el desenlace, así que este aporte del Premio Nobel es muy interesante.

Que les sea útil.

El Covid-19 despierta a los zombies habituales

Por Paul Krugman – Premio Nobel de Economía. The New York Times. 2020

https://www.losandes.com.ar/article/view?slug=el-covid-19-despierta-a-los-zombies-habituales-por-paul-krugman

Permítanme resumir la perspectiva de los medios del gobierno de Trump / de la derecha: es un engaño o, en todo caso, algo sin importancia. Además, intentar hacer algo al respecto destruiría la economía. Además, es culpa de China, por lo que deberíamos llamarlo el “virus chino”.

Ah, y también los epidemiólogos que han estado proyectando la propagación del virus a futuro han sido objeto de un ataque continuo, acusados de ser parte de una conspiración del “Estado profundo” contra Donald Trump, o quizás los mercados libres.

¿Todo esto no les da una sensación de “déjà vu”? Debería hacerlo. Después de todo, es muy parecida a la idea que tiene Trump / la derecha acerca del cambio climático. Esto es lo que tuiteó Trump en 2012: “El concepto del calentamiento global fue creado por y para los chinos con el fin de eliminar a la manufactura estadounidense como competencia”. Ahí está: es un engaño y hacer algo al respecto destruirá la economía, y China tiene la culpa de esto.

Además, los epidemiólogos, asombrados al ver que sus mejores esfuerzos científicos eran tachados de ser un fraude que obedecía a motivaciones políticas, debieron haber sabido lo que ocurriría. Después de todo, sucedió exactamente lo mismo con los climatólogos, quienes durante décadas han sufrido un hostigamiento constante.

Así que la reacción de la derecha al Covid-19 ha sido casi idéntica a la del cambio climático, aunque en una escala de tiempo muy acelerada. Pero, ¿qué hay detrás de este tipo de negación?

Bueno, hace poco publiqué un libro sobre el predominio de las “ideas zombis” en nuestra política: ideas que, según pruebas contundentes, están equivocadas y deberían desaparecer, pero que de alguna manera siguen arrastrándose y carcomiendo el cerebro de la gente.

El zombi más predominante en la política estadounidense es la insistencia de que los recortes fiscales para los ricos producen milagros económicos y en realidad se pagan solos; pero el zombi con mayores consecuencias, el que plantea una amenaza a la existencia, es la negación del cambio climático. Y ahora el Covid-19 ha despertado a todos los zombis habituales.

Pero, ¿por qué la derecha está considerando una pandemia de la misma forma en que considera los recortes fiscales y el cambio climático?

La fuerza que, por lo general, permite que las ideas zombis sigan arrastrándose son los intereses financieros personales. Los elogios a las virtudes de los recortes fiscales los pagan de manera casi directa los multimillonarios que se benefician de estos recortes. La negación del cambio climático es una industria respaldada casi por completo por los intereses de los combustibles fósiles. Como dijo Upton Sinclair: “Es difícil hacer que alguien entienda algo cuando su salario depende de que no lo entienda”.

No obstante, es menos evidente quién gana al minimizar los peligros de una pandemia. Entre otras cosas, la escala de tiempo se comprime enormemente en comparación con el cambio climático: pasarán muchas décadas antes de que se materialicen las consecuencias del cambio climático, lo que les dará mucho tiempo a los intereses de los combustibles fósiles para tomar el dinero y huir, pero ya estamos viendo consecuencias catastróficas de la negación del virus después de tan solo unas semanas.

Es cierto que tal vez haya algunos multimillonarios que se imaginan que negar esta crisis les traerá algunas ventajas financieras. Justo antes de que Trump hiciera ese llamado aterrador para reactivar el país antes de Pascua, sostuvo una conferencia telefónica con un grupo de administradores de fondos que quizá le dijeron que terminar el distanciamiento social sería bueno para el mercado. Eso es disparatado, pero nunca se debe subestimar la codicia de estas personas. Recordemos que Steve Schwarzman de Blackstone, uno de los hombres que participó en la conferencia, una vez comparó las propuestas de acabar con una exención tributaria con la invasión de Adolf Hitler en Polonia.

Además, a los multimillonarios les ha ido muy bien con los recortes fiscales de Trump y tal vez teman que el daño económico del coronavirus tenga como consecuencia la derrota de Trump y, por tanto, un aumento a los impuestos para personas como ellos.

Pero yo creo que la reacción desastrosa al Covid-19 se ha basado menos en los intereses personales directos y más en dos formas indirectas en que se vinculan las políticas públicas por la pandemia con el predominio general de las ideas zombis en la mentalidad de la derecha.

La primera es que cuando existe un movimiento político construido casi por completo en torno a que son falsas las afirmaciones de cualquier experto, se tiene que promover una actitud de desprecio hacia los conocimientos que penetre en todo. Cuando ignoramos a las personas que analizan las pruebas sobre los efectos del recorte fiscal y los efectos de las emisiones de gas de efecto invernadero, ya estamos preparados para ignorar a las personas que analizan las pruebas sobre la transmisión de la enfermedad.

Esto también ayuda a explicar el papel central que tienen los conservadores religiosos que odian a la ciencia en el conservadurismo moderno, el cual ha tenido una influencia importante en la respuesta deficiente de Trump.

La segunda es que los conservadores tienen una creencia verdadera: a saber, que existe una especie de efecto halo en torno a las políticas exitosas del gobierno. Temen —tal vez con razón— que si la intervención pública puede ser eficaz en un área, los electores quizás consideren más positiva la intervención del gobierno en otras áreas. En principio, las medidas de salud pública para limitar la propagación del coronavirus no deberían tener gran repercusión para el futuro de programas sociales como Medicaid. En la práctica, la primera tiende a aumentar el apoyo para la segunda.

Como resultado, la derecha a menudo rechaza las intervenciones del gobierno incluso cuando es evidente que son para el bien común y no tienen nada que ver con la redistribución del ingreso simplemente porque no quieren que los electores vean que el gobierno está haciendo algo bien.

La conclusión es que, así como con muchas cosas, Trump, la atrocidad de hombre que habita la Casa Blanca, no es todo lo que hay detrás de las terribles políticas públicas. Desde luego que es ignorante, incompetente, vengativo y totalmente falto de empatía. Pero su incompetencia en cuanto a las políticas públicas relacionadas con la pandemia se debe tanto al carácter del movimiento al que sirve como a sus ineptitudes personales.

OTRA VEZ, PENSEMOS EN EL MUNDO DESPUÉS DEL CORONAVIRUS

OTRA VEZ, PENSEMOS EN EL MUNDO DESPUÉS DEL CORONAVIRUS

En línea con una entrada anterior (EL MUNDO DESPUÉS DEL CORONAVIRUS https://www.miradasdesdemendoza.com.ar/2020/04/06/el-mundo-despues-del-coronavirus/), ando buscando aportes sobre ese mundo todavía lejano, pero incierto y casi impredecible.

Esta nota de Pepe Natanson es una buena lectura en ese sentido de búsqueda, sobre todo desde la geopolítica.

Que les sea útil, a mí me lo ha sido.

Lo imposible

Por José Natanson

© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

EDICIÓN ABRIL 2020 | N°250

La escena ocurrió en el invierno de 1347, en el inicio de la peste negra, la epidemia que asoló Europa, Asia y el Norte de África cobrándose, según los relatos más fiables, unos 20 millones de vidas. Liderados por Jani Beg, que había heredado el trono de su padre tras asesinar a sus dos hermanos, hordas de mongoles recientemente islamizados asediaban el puerto genovés de Caffa, hoy Feodosia, en el Mar Negro, en busca de las riquezas de una ciudad que recibía unos 200 barcos diarios repletos de mercancías. Frente a la obstinada resistencia de los sitiados y ante la evidencia de que sus propias tropas estaban cayendo víctimas de una enfermedad desconocida que se propagaba como pólvora, el khan ordenó, en lo que probablemente sea una de las primeras operaciones de guerra bacteriológica de la historia, utilizar las catapultas para bombardear de cadáveres contagiados el interior de las murallas, obligando a los sitiados, que pensaban erróneamente que la enfermedad se contraía por el contacto de los cuerpos, a escapar. Pero la peste ya se había propagado a través de su verdadero vector, las ratas, y la huida la trasladó a Génova, de ahí a Constantinopla y finalmente a medio mundo civilizado.

Difusa pero angustiante, la sensación de fin del mundo se extiende hoy por el planeta, conforme más y más países decretan la cuarentena y ven cómo se eleva el número de contagiados y muertos. Apocalipsis con arresto domiciliario, según la buena definición del periodista Boris Muñoz: ni siquiera podemos salir a la calle a ver cómo termina esto. Por eso quizás algunos se apuran a buscar responsables: las hipótesis conspirativas, explica el investigador especializado en estudios del futuro Ezequiel Gatto (1), nos tranquilizan moralmente porque permiten identificar un culpable, sea éste el gobierno chino, un laboratorio secreto de Estados Unidos, un plan para acabar con los viejos al estilo de La guerra del cerdo o un chino que se comió un murciélago. O un khan ambicioso que ataca una ciudad bombardeándola con cadáveres. No importa que se trate de hipótesis incomprobables, del mismo modo que la historia de los cuerpos contagiados de peste bubónica volando por arriba de los muros podría ser falsa, una temprana fake news, según corrobora el historiador Ole J. Benedictow en su libro La peste negra (2). Lo importante, apunta Gatti, es que identificar un responsable permite suponer que alguien pensó el futuro de todo esto, que esto ocurre porque alguien así lo planeó y que todo tiene un sentido: uno sólo.

Hay algo igualador en la incertidumbre, en el hecho de que nadie –de Donald Trump al último obrero chino- sabe realmente cómo va a terminar la pandemia, aunque desde luego el virus no afecta del mismo modo a todos. Como señala Gatto, es la primera vez en la historia que el mundo parece plegarse sobre un sólo elemento que define “nuestro tiempo”, lo que explica la sensación un poco aterradora de que somos víctimas de una incursión extraterrestre, algo externo que nos pone a todos en un único conjunto.  Porque además todo sucede en tiempo real, en la tiranía del minuto a minuto: vivimos pandemias por radio y televisión, pero nunca a través de las redes sociales, que aceleran la dinámica de los hechos (todos los días contamos el número global de muertos) y dispersan la información: las pocas fuentes fiables –la Organización Mundial de la Salud sobre todo– recuperan centralidad y protagonismo.

El futuro está abierto, hoy más que nunca. Por eso, antes que pensar el fin del mundo (o del capitalismo, que a esta altura es casi lo mismo), quizás sea más sensato tratar de pensar qué cambiará cuando la crisis finalmente pase. Slavoj Žižek sostiene, en un libro de reciente aparición sobre el coronavirus que debe haber escrito siguiendo el método Fogwill, que la pandemia abre la oportunidad de replantear horizontes hasta hace poco impensables, aunque su proyecto de construir un “comunismo con coordinación y colaboración global” suene un tanto inalcanzable (3). ¿Qué cambiará entonces? No es sencillo imaginarlo, porque están ocurriendo las cosas más insólitas: el FMI acepta tan campante que el gobierno argentino no pague su deuda por cinco años, 1.300 millones de indios son confinados a sus hogares en la cuarentena más masiva de la historia y los patos se pasean por los canales de Venecia (y los carpinchos por Nordelta).

¿Qué saldo dejará la pandemia?

En primer lugar, observamos la reubicación en el centro de la escena internacional de dos cuestiones que nunca se fueron, que siempre estuvieron ahí, pero que venían sufriendo ataques y erosiones: el Estado-nación y la ciencia.

Como ha sido señalado en estos días, el gran protagonista de la respuesta a la crisis fue el Estado. No ocurre siempre, pero a veces las crisis totales, como la que estamos atravesando, conllevan un reempoderamiento del Estado: sucedió después de la Segunda Guerra Mundial, con la construcción del Estado de Bienestar, y puede que termine ocurriendo ahora, en momentos en que se hace evidente que la sociedad civil y los actores económicos pueden contribuir a buscar soluciones pero que la respuesta general sólo puede venir del Estado, que distribuye cheques de 3.000 dólares a todas las familias en Estado Unidos, renacionaliza los sistemas de salud en Europa o decreta las cuarentenas en medio planeta.

También cascoteada últimamente, hostigada desde los frentes diversos del fanatismo religioso (que niega la teoría de la evolución), el hipismo irresponsable (que niega las vacunas) y los intereses económicos (que niegan el cambio climático), la ciencia recupera protagonismo. En momentos de incertidumbre y confusión, la ciencia provee certezas: el coronavirus tiene tal ADN, se contagia de tal forma, se testea de esta otra. Lo demostrable, lo verificable. Una de las pocas instancias de coordinación internacional que sobreviven al ascenso de los nacionalismos, la Organización Mundial de la Salud, se erige en un espacio fundamental de coordinación de esfuerzos. Como sostiene Yuval Noah Harari (4), la gran ventaja del hombre en la lucha contra el virus es la capacidad de intercambiar información. Un coronavirus en Corea y un coronavirus en España no pueden intercambiar consejos sobre cómo infectar a los humanos. Pero Corea puede enseñar a España lecciones valiosas. Si el Estado es nacional, la ciencia es, por definición, universal: quizás otro de los saldos de la pandemia sea un fortalecimiento de la comunidad científica internacional y de los organismos que la representan. Leviatán y positivismo para salvar al mundo.

Geopolítica

El fondo sobre el que se recortan estos movimientos es la desglobalización, el proceso de reversión de la tendencia a la integración planetaria cuyo inicio hoy, con la distancia que da el tiempo, podemos situar claramente en la crisis financiera de 2008/2009, que marcó el comienzo del declive de la Unión Europea como actor global, produjo un auge de los nacionalismos y parió una serie de liderazgos proteccionistas que, como Donald Trump y Boris Johnson, denuncian los acuerdos comerciales y se amurallan detrás de sus fronteras. Con la fuerza demoledora de su irrupción sorpresiva, el coronavirus cancela vuelos comerciales, quiebra las cadenas globales de suministros, detiene los flujos de mercancías. Salvo excepciones, los líderes mundiales reaccionan con reflejo nacional, compiten antes que cooperan, como ilustra la intención de Trump de adquirir de prepo la propiedad de un laboratorio alemán que estaba trabajando en una vacuna.

Es cierto, como apunta Julio Burdman (5), que la globalización desborda a los gobiernos, que líderes que intentaron una salida original, como Trump o Johnson, tarde o temprano tuvieron que subordinarse a la estrategia general, que hay un momento en que sus opiniones valen menos que la de Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. Pero también es verdad que una vez que pase lo peor el resultado será menos, y no más, integración global. Cuando superemos la pandemia, ¿Estados Unidos seguirá aceptando que la mayor parte de los principios activos de los remedios que consume o los chips imprescindibles para ensamblar sus computadoras y celulares se produzcan fuera de sus fronteras?

En esencia, la desglobalización puede ser vista como la respuesta defensiva de actores en situación de declive hegemónico a la transición de poder global motorizada por el ascenso de China. Contra los que se apuraron a ver la crisis como un golpe fatal al régimen chino, como el Chernobyl del Partido Comunista Chino, la reacción rápida mostrada tras un primer momento de ocultación terminó convirtiendo al país en el gran protagonista de la crisis. Frente a las dificultades de Italia y España para imponer el distanciamiento social, los desvaríos de Trump y la absoluta descoordinación del sistema norteamericano, donde cada Estado y cada ciudad toman un rumbo diferente, China respondió de manera asombrosamente eficaz.

Como señaló Byung-Chul Han en un comentadísimo artículo publicado en estos días (6), esto fue posible por el mix único de la tradición confucionista de una sociedad acostumbrada a la disciplina colectiva y el despliegue de un Estado digital de vigilancia total: cuando los sensores del metro de Pekín detectan a un pasajero con fiebre el sistema de reconocimiento facial lo identifica y le envía un mensaje a su celular instándolo a que se acerque en un plazo perentorio al centro de control más cercano a hacerse el test, al tiempo que rastrea a quienes compartieron el vagón para que hagan lo mismo. Para Han, la soberanía ya no reside en quien es capaz de cerrar las fronteras sino en quien controla los datos. Soberano no es el que decide; es el que sabe. Dotado de un panóptico digital compuesto por 170 millones de cámaras, el Estado chino logra niveles de trazabilidad que le permiten encontrar y aislar a los contagiados, pero esto sólo es posible en un país en el que las empresas de telecomunicaciones no tienen inconvenientes en compartir los datos con el Estado porque son públicas y en el que los derechos civiles directamente no existen.

No hay muchas dudas: los sistemas centralizados –autoritarios o semi-autoritarios– de Asia respondieron mejor al estrés de la crisis que la mayoría de las grandes democracias occidentales (con la singular excepción, una vez más, de Alemania). Como sostiene Andrés Malamud en esta misma edición de El Dipló, si en Oriente la crisis fortaleció el statu quo político, en Occidente lo puso en cuestión. La decisión del gobierno chino de enviar profesionales y equipos médicos a países no sólo del tercer mundo –el primero en recibirlos fue Italia–, junto a la postal de ciudadanos chinos escapando de España para volver a su patria, confirman quién está ganando la batalla cultural de la pandemia.

1. https://medium.com/@ezequielgatto/sacar-del-medio-ee385072f915

2. Editorial Akal, 2011.

3. Pandemic! Covid-19 Shakes the World, OR Books, 2020.

4. “The world after coronavirus”, Financial Times, 20-3-20, www.ft.com/content/19d90308-6858-11ea-a3c9-1fe6fedcca75

5. Entrevista a El economista, www.eleconomista.com.ar/2020-03-burdman-alberto-fernandez-esta-condenado-a-ser-un-estadista-durante-todo-su-mandato/

6.El País, 22-3-20 https://elpais.com/ideas/2020-03-21/la-emergencia-viral-y-el-mundo-de-manana-byung-chul-han-el-filosofo-surcoreano-que-piensa-desde-berlin.html